HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

domingo, 27 de junio de 2010

Maestros

Para aquellos que se consideran maestros, para aquellos que buscan maestro:

“Tantos discípulos que quieren enseñar y tantos maestros que no quieren aprender”. (Paul Richard, 1949)

Evagrio el Monje (1)

Iniciamos con esta entrada un recorrido por una obra emblemática de Evagrio el Monje: “A propósito del discernimiento de las pasiones y de los pensamientos”. En toda su obra hemos de recordar su biografía, en particular el hecho de que tuviera continuadas tentaciones que a punto estuvieron de hacerle perder su castidad durante su estancia en Constantinopla, siendo ya archidiácono. Esta obra está incluida en la Filokalia.
"Entre los demonios que se oponen a la práctica de las virtudes, los primeros que adoptan una actitud de guerra son aquellos que ostentan las pasiones por el buen comer, los que nos insinúan el amor por el dinero, y los que nos estimulan a buscar la gloria que proviene de los hombres. Todos los demás vienen detrás de éstos y reciben a los que han sido heridos por ellos. Efectivamente, es poco probable que se caiga en manos del espíritu de la fornicación si no se cayó antes por gula. Y no hay quien, habiendo sido turbado por la ira, no se haya previamente encendido por los placeres de la buena mesa, por las riquezas o por la gloria. Y no hay modo de huir del demonio de la tristeza, si no se soporta la privación de todas estas cosas. Así como nadie puede huir del orgullo, primera camada del diablo, si no se ha erradicado antes la raíz de todos los males, que es el amor por el dinero, sí es verdad, como dice Salomón, que la indigencia hace al hombre humilde (Pr 10:4).”

Hay varias cosas que llaman la atención en este texto. La primera no es que reconozca la existencia del diablo, sino que le atribuya diferentes personalidades y sobretodo que los especialice. Es una organización perfecta: primero el bombardeo con la gula, el dinero y la gloria humana y después la fornicación, la ira, la tristeza, el orgullo,… Por otro lado, no menciona el pecado como tal, sino que enfrenta la intervención de los diablos a la “práctica de las virtudes”. De ahí al concepto de pecado hay muy poco recorrido, al menos en apariencia. No perdamos de vista, sin embargo que ni cita la palabra, ni tampoco expone el concepto de pecado. Tan solo habla de “guerra”. Dejémoslo aquí por el momento y centrémonos en las últimas frases.
En efecto, son éstas las que, particularmente, me llaman más la atención. Afirma Evagrio que, según Salomón, “la indigencia hace al hombre humilde” Indigencia significa pobreza, falta de medios para alimentarse, vestirse, etc. La frase parece casi de Perogrullo, pero es cierta, porque no hablamos de humildad como carencia de medios, sino de humildad como conocimiento de sí mismo. La carencia de cosas materiales, el desprendimiento, facilita el conocimiento de sí mismo. Curiosamente, sin embargo, cita Proverbios 10,4. Pues bien, este texto según las diversas Biblias disponibles hoy día, sería “La mano negligente hace pobre, pero la mano diligente enriquece”. ¿Dónde aparece el término indigencia o pobreza usado por Evagrio? En la consecuencia del acto de ser negligente. Sin embargo, según Evagrio, la indigencia sería la causa, no la consecuencia, de la humildad. Parece haber, pues, una equivocación en las traducciones más recientes. Equivocación que nos invita a trabajar para obtener la pragmática riqueza en lugar de pensar en la pobreza, en la renuncia a lo material, como vía de autoconocimiento, lo que sería un hábil subterfugio para convencer al pueblo de que lo bueno y santo es trabajar. Dejando de lado suspicacias y malos pensamientos, deberíamos investigar en las traducciones más primitivas, por ejemplo en la Septuaginta, el significado original. Pues bien, según algunos expertos como Gerleman (N. Fernández Marcos; “Los estudios de la Septuaginta. Visión retrospectiva y problemática más reciente”), en la labor de los 72 traductores que intervinieron en su elaboración se aprecia un importante influjo helenístico que habría provocado frecuentes desviaciones en las traducciones respecto del original. Parece pues que, con cierta probabilidad, el libro de los Proverbios habría podido ser adulterado por una traducción literal o, si se me permite el término, poco esotérica. Ahora bien, ¿a qué versiones del Libro de los Proverbios habría tenido acceso Evagrio? O, ¿por qué no?, ¿a qué tradición oral habría tenido acceso?
Parece ser que el Libro de los Proverbios es una edición elaborada por los judíos al regreso de su exilio en Babilonia y recogió proverbios populares, aunque con frecuencia se atribuye a Salomón, que se encontraban publicados en varios libros dispersos. Se trata de un libro sapiencial y estamos hablando del siglo VI a.C. Al parecer, la palabra hebrea que habitualmente se traduce por proverbio tiene un significado más preciso: comparación. Esto es que el libro puede adoptar la forma de recomendaciones moralistas para llevar una vida honesta, honorable, bajo la apariencia de una colección de refranes, PERO el autor, o tal vez el compilador, habría pretendido establecer un paralelismo entre una vida más o menos terrenal, material aunque justa, y una vida más iniciática. Evidentemente las posteriores traducciones helenizantes habrían sido incapaces de transmitir esta segunda intención. Hay quien asegura que el Libro de los Proverbios fue traducido al hebreo de las escrituras de un sabio egipcio llamado Amenemope, quien los había extraído, a su vez, de otros escritos de más de 2.000 años de antigüedad anteriores a Salomón, la Sabiduría de Ptah-Hotep (http://civitassolis.blogspot.com/2008_07_01_archive.html) . Aunque es cierto que hay un gran paralelismo entre el Libro de los Proverbios y otros libros sapienciales egipcios y mesopotámicos, dejaremos en suspenso esta línea de investigación. Pero es precisamente en la tradicionalmente admitida como cuna del monaquismo cristiano, Egipto, donde se produce una cierta interrelación: “Las comunidades de Terapeutas y de Esenios, cuya presencia en Egipto menciona Filón, tenían bastante en común con las comunidades cristianas para que el historiador Sócrates, escribiendo algunos siglos más tarde, se equivoque y las considere como agrupaciones cristianas. Hubo, ciertamente, contactos e influencias mutuas entre esos grupos y las comunidades cristianas.” (Dom Armand Veilleux; “Los orígenes del monacato cristiano”) Estamos en resumen ante un fenómeno de inculturación en la que entra dentro de lo posible, por no decir de lo probable, que el monacato cristiano se viera influenciado entre otros por el pensamiento esenio y ello a pesar de que el movimiento esenio desapareciera dos siglos antes de los primeros balbuceos del monacato cristiano. Debemos tener en cuenta que la diáspora judía en Alejandría, en tiempos de Cristo, era importante; que dos representantes de dicha comunidad, Filón y Plotino, ejercieron notable influencia sobre la mística cristiana; que ya desde el día siguiente de Pentecostés se formó en dicha ciudad una comunidad cristiana; que los primeros monjes cristianos, San Antonio entre otros, lejos de ser unos incultos, como a veces se nos ha hecho creer, eran expertos conocedores de las enseñanzas filosóficas y teológica, tanto propias, como de otros grupos más o menos afines.
Como podemos ver, el campo de maniobra es muy amplio y también muy difícil, pero podríamos estar ante una conexión o al menos ante una influencia esenia sobre la mística cristiana primitiva, con posible acceso a versiones más profundas que las que han llegado hasta nosotros de los Libros de la Biblia.

sábado, 19 de junio de 2010

Buscando maestro

Es frecuente que preguntemos cuál es el mejor maestro para una determinada disciplina meditativa o para cualquier otra vía de acercamiento a Dios. Suelo dar siempre la misma respuesta: el mejor maestro lo encontrarás en tu interior. Creo que es rotundamente cierto, pero también es cierto que es un maestro de difícil acceso porque hemos de vencer numerosas dificultades. Hemos de vencernos a nosotros mismos y hemos de romper todas y cada una de las cuerdas, a veces pesadas cadenas, que nos atan al Mundo o a la Carne, cuando no al mismo Demonio.
Ningún maestro nos va a abrir el Libro del Conocimiento. Solo nos puede enseñar donde está y como leer, pero nadie puede sustraernos el privilegio de leerlo e interpretarlo. Esa vivencia es nuestra y solo nuestra. Toda posible interpretación, aun hecha con la mejor buena voluntad, será una información cercenada, cuando no errónea.
Dicen Aquellos Maestros de la Orientación que en verdad lo son que es preciso “vivir aquí y ahora” ¿porqué? En nuestro mundo hesicasta podemos encontrar la respuesta en una frase de Marcos el Asceta: “Si tú entiendes, según lo que dicen las Escrituras, que en toda la Tierra están los juicios de Dios, cada acontecimiento será para ti maestro del conocimiento de Dios.” En efecto, tanto la observación del mundo que nos rodea, como la aceptación, por nuestra parte, de las experiencias que la Vida nos propone (bendita obediencia) suponen una perfecta iniciación y una vía de acercamiento a nosotros mismos y con ello a Dios.

sábado, 12 de junio de 2010

A esto de caer y volver a levantarse

De vez en cuando, o mejor siempre, hemos de mirar a nuestro alrededor. Es un error encerrarse en uno mismo, convirtiendo la realidad de que llevamos a Dios en nuestro interior en la equivocación de encerrarnos en nosotros mismos. Así nos encontramos con partes de nosotros mismos y, en definitiva, con lo que buscamos en nuestro interior: con Dios.
Traemos hoy a nuestro blog este delicioso poema, toda una manifestación de sabiduría. Lo he descargado de un lindo blog, titulado TU DIA COMIENZA HOY) (http://tudiacomienzahoy.wordpress.com/2009/04/20/a-eso-de-caer-y-volver-a-levantarse/) Gracias a su gestora Mirian Aguilar.

A eso de caer y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad,
Llámale sabiduría.
A eso de sentir la mano de DIOS
Y saberte impotente.
De fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla.
De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber,
De avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
Llámale enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso no le llames rutina,
Llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren
Y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames poder humano,
Llámale milagro divino…

Todo tiene su hora y su momento

"¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme
de los asuntos de mi Padre?".

sábado, 5 de junio de 2010

Rezando despacio

Hoy día parece que la oración es la hermana pobre de la meditación y de la contemplación. Nuestro orgulloso ego nos juega subrepticiamente una mala pasada. La oración es, para un cristiano, la fase preparatoria de toda meditación y no por ello es menos importante que ésta. De cómo realicemos nuestra oración dependerá la “calidad” de nuestra meditación.
Se cuenta que había una religiosa muy nombrada por su santidad y su religión, que una noche en que estaba acostada y quería descansar, vio claramente a la santa Virgen que le hablaba: "Eulalia, ¿duermes?, ¿duermes, hija mía?" -"No, no duermo, mi queridísima Señora" respondió ella. Entonces dijo la santa Virgen: "Te advierto una cosa. Si quieres que las oraciones que me dedicas sean más provechosas para ti y me den más placer, trata de ahora en adelante de no decirlas tan deprisa, porque cada vez que me saludas con la salutación angélica, sábete que siento una gran alegría, sobre todo cuando tú me dices más lentamente: El Señor es Contigo. La alegría que experimento en ese momento es tal que no se puede expresar con ninguna palabra, porque me parece entonces que mi Hijo está en mí, e igual que entonces sentí un gozo inefable, lo mismo me pasa hoy cuando se me dice: El Señor es Contigo" (Milagros de la Virgen, Anónimo siglo XIII)

La oración es ese filtro, ese parachoques, que nos ha de permitir liberarnos de la pesada carga de nuestros pensamientos y de la servidumbre de las prisas a que tan acostumbrados estamos en nuestra cotidiana vida moderna.

La parábola del sembrador: una nueva interpretación

Recordemos, por un momento la parábola del sembrador (Marcos 4, 1-20):
Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga». Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone». Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».
De la lectura literal parece desprenderse una única interpretación posible: la capacidad de recibir la Palabra de Dios de unas personas frente a otras. Sin embargo, esas personas no parecen tener libertad de actuación. Su capacidad de decisión se haya cercenada. Su destino es el que es y no otro. Triste mensaje el que nos da Jesús. El Maestro de la Esperanza, corta de raíz toda posibilidad de salvación. ¿No será que hemos interpretado incorrectamente el mensaje? ¿No será que nos lo han traducido de forma equivocada?
La parábola del sembrador es una imagen literaria de una realidad universal donde el individuo es y no es; donde las partes y el todo se confunden; donde las acciones se suceden y encadenan de forma fractal. Tradicionalmente se ha asumido que el sembrador era Cristo, pero todos sabemos que quien siembra también ara y también retira las malas hierbas y también cosecha. El Maestro no se podía estar refiriendo “solo” a Sí mismo. Cada uno de nosotros es labrador en todas y cada una de sus actividades y cada uno de nosotros es responsable y lógicamente libre de ser buen o mal agricultor. Si la semilla de la Palabra cae en mala tierra es responsabilidad solo del sembrador o sea de cada uno de nosotros. Pero, al mismo tiempo somos tierra, tierra buena, rica en nutrientes y aireada, o tierra mala, dura, fría, y pobre en alimento, con piedra o limpia, con o sin malas hierbas. Somos labrador y finca. Y, la semilla ¿qué pinta en todo esto? En la parábola se asimila a la Palabra de Dios, Espíritu Divino, lo que no deja de ser una parte de nuestro ser. Cuerpo, alma y espíritu. Tierra, agricultor y semilla. El círculo está cerrado.
Que tengáis una buena meditación y Dios os acompañe.

miércoles, 2 de junio de 2010

Corpus Christi


Con la celebración del Corpus Christi, irremediablemente me vienen a la cabeza dos palabras contrapuestas: dentro y fuera. Dentro para los cristianos católicos. Fuera para los demás que “no se enteran”. Y resulta que SOMOS NOSOTROS LOS QUE NO NOS ENTERAMOS.
En Wikipedia podemos leer: “es una fiesta de la Iglesia Católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de la Iglesia Católica en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento.” Rememoramos un milagro el sangrado de la Sagrada Forma cuando un sacerdote, dudando él de lo que estaba haciendo, partió la Misma una vez consagrada. Hablamos del siglo XIII
Pero a mí, el Cuerpo de Cristo me trae a la cabeza otro aspecto, más importante aún que el anterior. El Cuerpo de Cristo debería recordarnos, como Él mismo dijo, a un concepto de unidad porque Cristo no dio su cuerpo y su sangre solo por los cristianos, sino por todos judíos y gentiles. En esta época de crisis económica, de valores, de éticas, debería recordarnos que todos, cristianos y musulmanes, judíos y budistas, creyentes y ateos, negros, amarillos o blancos, pobres y ricos, listos y menos listos,… todos somos Uno.
Debemos dejar de marcar diferencias, aunque sean importantes, aunque teológicamente la festividad sea irrefutable. Nadie lo discute. Pero, ¡resulta tan agradable cuando os sentamos todos a la misma Mesa!