Es frecuente que preguntemos cuál es el mejor maestro para una determinada disciplina meditativa o para cualquier otra vía de acercamiento a Dios. Suelo dar siempre la misma respuesta: el mejor maestro lo encontrarás en tu interior. Creo que es rotundamente cierto, pero también es cierto que es un maestro de difícil acceso porque hemos de vencer numerosas dificultades. Hemos de vencernos a nosotros mismos y hemos de romper todas y cada una de las cuerdas, a veces pesadas cadenas, que nos atan al Mundo o a la Carne, cuando no al mismo Demonio.
Ningún maestro nos va a abrir el Libro del Conocimiento. Solo nos puede enseñar donde está y como leer, pero nadie puede sustraernos el privilegio de leerlo e interpretarlo. Esa vivencia es nuestra y solo nuestra. Toda posible interpretación, aun hecha con la mejor buena voluntad, será una información cercenada, cuando no errónea.
Dicen Aquellos Maestros de la Orientación que en verdad lo son que es preciso “vivir aquí y ahora” ¿porqué? En nuestro mundo hesicasta podemos encontrar la respuesta en una frase de Marcos el Asceta: “Si tú entiendes, según lo que dicen las Escrituras, que en toda la Tierra están los juicios de Dios, cada acontecimiento será para ti maestro del conocimiento de Dios.” En efecto, tanto la observación del mundo que nos rodea, como la aceptación, por nuestra parte, de las experiencias que la Vida nos propone (bendita obediencia) suponen una perfecta iniciación y una vía de acercamiento a nosotros mismos y con ello a Dios.
sábado, 19 de junio de 2010
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