HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

viernes, 30 de diciembre de 2011

CON DIOS

No me gusta decir adiós porque tiene una connotación de un antes y un después. Prefiero el “con Dios” que decían nuestros abuelos.
No me estoy despidiendo por mucho que lo parezca. Por mucho que mi propia mente se empeñe en engañarme, llorar y patalear: es como un niño. Se trata de la última resistencia de mi ego a su disolución y una consecuencia de ésta es que he decidido poner fin a este blog, al menos en su formato actual.

Han sido muchos meses de trabajo; muchas palabras vertidas al viento con el riesgo que ello representa para los que las leen. Pero desde mi yo hacia el vuestro no tenía más remedio que usarlas, si quería transmitiros lo que sentía, mis pensamientos, mis experiencias o mis conocimientos. Hacerlo me parecía obligado para no caer en el egoísmo de privatizar un conocimiento, una experiencia, una vía.
Sois muchos los que habéis agradecido mis escritos. Hoy estoy seguro de que otros muchos no los habrán entendido y muchos más ni siquiera les habrán prestado atención. A todos, sin embargo, os doy las gracias.

Entro en otra fase en la que no seré yo, sino vosotros. Entro en una fase en la que el significado de las palabras no habrá que buscarlo en el diccionario, sino en el corazón.  No sé como ha de ser: Dios dirá. ¡Que Él nos acoja en su Ser!

Sentido en Sevilla, a 21 de Diciembre de 2011 y traducido a palabras el 30 de Diciembre de 2011

miércoles, 21 de diciembre de 2011

No ser

Algunos piden que extienda mis manos para ayudarles
                                                               Pero, yo no tengo manos

Algunos piden oír mis palabras para reconfortarse
                                                               Pero, yo no tengo boca

Algunos esperan sentir mi presencia porque eso les consuela
                                                               Pero, yo no existo

Cuando el tiempo no era tiempo, mi Señor tomó lo que era suyo
Y ahora, como entonces, mi Señor pone las manos y la boca y el Ser.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Obediencia


Si nos sentimos forzados a hacer algo, y lo hacemos contra nuestra voluntad, encontramos en ello una prisión y un castigo. Ama, pues, las condiciones actuales en que vives, porque si tú las conllevas sin gratitud, te castigas a ti mismo sin darte cuenta. Hay un solo camino para lograr esto: el desprecio por las realidades de esta vida.
San Antonio (Advertencias sobre la índole humana y la vida buena)

domingo, 4 de diciembre de 2011

El tour

“¡Ah, pues este verano hemos hecho un crucero por las Islas Chiribiri! Una gozada, tú. Unas piedras amontonadas allí desde hace muchos años que es que flipas en colores, tío. Allí puedes comprar de todo y las playas ¡qué arena! …” (NOTA IMPORTANTE: el lector debe engolar la voz y gesticular de forma ridícula para reproducir la escena con la máxima fidelidad posible)


No sé si, puestos en el etéreo ambiente de superficialidad que pretende mostrar el párrafo anterior, os habréis reído o al menos sonreído. A mí me ha entristecido porque eso lo hace la inmensa mayoría de nosotros. Salimos a recorrer el mundo, pero lo hacemos al amparo de un viaje organizado donde lo que se nos muestra es lo pretendidamente bonito, aquello que halaga nuestros sentidos, pero nos iremos a nuestras casas sin haber conocido el país, sus gentes con sus alegrías y sus penas, su riqueza y su pobreza,…

Pero si os creéis que estamos hablando de turismo os engañáis totalmente: hablo de la misma vida. Nos hemos introducido en un vehículo, nuestro propio cuerpo, y nos dejamos llevar por el programa turístico que marca la ley de este mundo: dormir, comer, procrear, tener,… Y cuando lleguemos al destino, nos bajaremos e iremos comentando con los que con nosotros hayan arribado a puerto lo bien que lo hemos pasado. Bueno algunos serán tan torpes que encima se lo habrán pasado mal mareados todo el día en su camarote. Es triste, muy triste. Como decía San Antonio, habremos cometido el peor pecado que puede cometer el hombre: perder el tiempo.

Entonces llega el momento de preguntarse: ¿estoy perdiendo, yo también, el tiempo? ¿Estoy viviendo mi vida, esa maravillosa oportunidad que es la vida, desaprovechándola?

Pero ¿qué se supone que hemos venido a hacer en esta vida?

No pretendo estar en posesión de la Verdad Absoluta, ninguno de nosotros puede. Pero esta Verdad Absoluta se ha desintegrado en verdades infinitamente más pequeñas, más asequibles, como la espiga de trigo se descompone en sus granos que caen al suelo y germinan en la tierra. Y todas esas verdades se han repartido entre nosotros: cada uno lleva su verdad a cuestas. Conocer esa verdad es el paso previo para organizar nuestro “viaje turístico” por esta vida y aprovecharlo plenamente. Pero ¡cuidado con las modas! ¡Cuidado con los engaños! Debemos encontrar nuestra verdad. La verdad del vecino, aun siendo auténtica, no me vale. Su misión no es la mía.

Ruego a Dios que ayude a cada uno a encontrar su verdad.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Las imperfectas formas de amar

Os proponía en una de las últimas entradas, como concepto de amor el principio básico del comportamiento de un conjunto de partes que aspiran a reunirse en la unidad o de la unidad misma.  Hoy me he propuesto pasar revista a todas las formas conocidas de amor. Tal vez a los latinos se nos venga primeramente a la cabeza el amor materno, no lejos nos encontraremos el amor marital, el fraterno y, tras un más o menos largo listado de amores, el amor filantrópico.

Sin embargo todos ellos tienen “lagunas”, “defectos de fabricación”. Todos ellos obedecen a un principio residente en lo más profundo de nuestro ser, pero alterado por nuestra mente empeñada en aplicar la razón. Fijaros que en la propuesta definición que os hacía días atrás amor y unidad corren parejos. Sin embargo todos los conceptos que hemos relacionado antes son excluyentes: la madre ama a sus hijos por delante de los demás; los cónyuges excluyen a los demás seres humanos hasta que empiezan a incluir a sus hijos; los hermanos solo lo son de los hijos de sus padres y el amor filantrópico solo se refiere solo al género humano. Más triste todavía: con frecuencia el amor no es bidireccional o al menos no lo es con el mismo grado de intensidad. Y es que amar no es fácil.
Hemos venido a un mundo que coarta nuestra infinitud en el tiempo y en el espacio y, si pensamos que encerrados en nuestro cuerpo carecemos del divino don de la ubicuidad, extendida no solo a su versión espacial, sino también a la temporal, resulta evidente que no podemos hacer objeto de nuestro amor a los que están lejos de nosotros, ni a los que fueron, ni a los que serán. ¡Qué amor más pobre! ¿Veis, hesicastas, la importancia de nuestra preparación a la meditación: sin prisas, sin cargas, con la humildad que da el conocerse a sí mismo,…? Así es, ampliando el horizonte temporal al parar el tiempo, olvidando nuestros apegos y preferencias que nos inclinan a ver de diferente manera a unos u otros seres y tomando consciencia de nuestra auténtica naturaleza, estamos potenciando nuestra capacidad de amar que es la mejor forma de acercarnos a Dios.

Por el contrario, si nos dejamos arrastrar por las prisas del día a día, si andamos preocupados por qué comeremos o por qué beberemos y si no somos capaces de comprender nuestra verdadera naturaleza, iremos rebozándonos en el barro del egoísmo antesala del odio.
¡Que el Amor os acompañe todos los días de vuestra vida!