HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

lunes, 28 de noviembre de 2011

El inicio de la oración

A lo largo de los Evangelios, Jesús nos pone como ejemplo, en varias ocasiones, a los gentiles, esto es aquellos extraños al pueblo judío. Y parece que nos quedamos ahí: en los extraños al pueblo judío. Sin embargo Jesús va más allá: aunque nos contemos entre los Hijos de Dios, aquellos que aparentemente no lo son con frecuencia nos superan.

Por eso la oración cristiana debe empezar no ya con un reconocimiento de nuestras culpas que no deja de ser otra forma sutil y maquiavélica de echarnos cargas a la espalda, sino  mostrando nuestra humildad y el reconocimiento del poder de Dios.


Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Y si Dios fuera el butanero?

Es curioso. Nadie ha dicho algo al respecto. No hay una academia de la lengua que establezca leyes y reglas de ortografía. Ni siquiera los interesados se reunieron alguna vez para llegar a un entendimiento, pero todo el mundo sabe que, cuando alguien golpea unos contra otros esos contenedores metálicos, ese alguien es el butanero ofreciendo renovar nuestras bombonas vacías. Es un medio sencillo que todos entendemos y, según nuestra necesidad, nos moverá a llamar al butanero para que nos suba la bombona de butano.

El mensaje es claro: el butanero nos avisa de que dispone de bombonas llenas. He dicho que todos lo entendemos, pero no es cierto. Lo entendemos solo aquellos que tenemos, y lo sabemos, la bombona vacía. Lo entendemos aquellos que, no teniendo bombona vacía y ni siquiera usando gas butano, hemos observado la curiosa forma de entendimiento. Más aún, lo oímos aquellos que tenemos parte de nuestra atención en la calle porque somos conscientes de que tenemos la bombona vacía. Pero ¿qué le ocurriría a un extranjero recién llegado a nuestro país? ¿Sabría que el butanero estaba en la puerta de su casa? Probablemente no o, al menos, no hasta que la operación se repitiera varias veces o alguien se lo explicara. Y aquél que vive en la inopia, que ignora que su bombona está vacía, que anda preocupado en otros menesteres o que tiene la radio a todo volumen ¿sabrá que el butanero está en su puerta?

Cuando, siendo chico, tenía que estudiar la Historia Sagrada, ya sentía algo de sana envidia de Samuel. ¡Qué sencillo todo! Llega Dios le llama por su nombre y cuando Samuel en su ignorancia adolescente confunde a Dios con Elí, éste lo saca de su error: <> Pero claro está que ni yo era Samuel, ni estaba en el Templo, ni tenía a Elí a mi lado para que me explicara lo que pasaba. O sea que yo no era más que un recién llegado que desconocía la costumbre del butanero o me abstraía con otras preocupaciones más mundanas.

Puede parecer irreverente, pero la realidad es que, salvando las diferencias, Dios emplea medios muy diversos, pero muy parecidos a los del butanero, para comunicarse con nosotros. De hecho nos acribilla a mensajes y llamadas, pero nadie nos ha explicado el significado de estos mensajes. En muchas ocasiones no sabemos traducirlos a nuestro idioma y, como somos algo engreídos, terminamos despreciando aquello que no entendemos en lugar de meditar sobre ello, porque, al no ajustarse a nuestros cánones de inteligencia y a nuestra capacidad de observación, concluimos que es una tontería resultando incapaces de admitir que los torpes seamos nosotros. Otras veces, las que más, no nos paramos a observar a nuestro alrededor, no llegamos a entender la conducta del butanero y, en el peor de los casos, nos lamentamos de las molestias que nos causa al despertarnos de nuestro letargo.

En todo lo que antecede el método hesicasta, como otros muchos métodos contemplativos, tiene mucho que decir. Algo tan simple como comprender la técnica del butanero requiere alejar nuestra mente de sus cotidianas preocupaciones; acallar el ronroneo de sus disquisiciones, muchas veces fútiles; ralentizar el ritmo de nuestro corazón; tener la humildad de reconocer que nuestro artificial sistema de comunicación y nuestra privilegiada mente solo nos permiten entrever la Suprema Inteligencia Divina y, en modo alguno, nos capacitan para despreciar lo que no seamos capaces de entender. Pero sobre todo debemos ser conscientes de que nuestra bombona está vacía y debemos estar a la espera del repiqueteo de recipientes con que el butanero llama nuestra atención. Y, cuando estemos en nuestro quehacer cotidiano, la oración continua mantendrá abierta una conexión mínima, pero suficiente, para atender el aviso del butanero. Bueno, del butanero o de la forma y apariencia que Él elija porque eso lo desconocemos: "Velad porque no sabéis el día ni la hora" (Mt 25. 13).

Los argumentos de la Verdad

Dice San Antonio en sus “Advertencias sobre la índole humana y la vida buena”:

“El que se fatiga en comprender las cosas útiles y los buenos discursos, es considerado desventurado. Pero en cuanto a los que, comprendiendo la Verdad, imprudentemente discuten, tienen muerta la razón y su manera de ser es similar a la de las fieras. No conocen a Dios, y su alma no es iluminada.”
Es un texto aparentemente contradictorio y bastante oscuro que me gustaría entender y ayudar a entender. ¡Vamos a ello!
La primera frase es contraria al pragmatismo de esta vida. Es normal que pretendamos entender los mecanismos, las leyes y principios que rigen este mundo. Y es normal porque con ello mejoraremos nuestra calidad de vida y, en casos extremos, incluso aseguraremos nuestra supervivencia. Pero, Antonio califica de desventurados a aquellos que gastan sus fuerzas en ello, porque, me pregunto yo, ¿qué sentido tiene llegar a comprender las leyes de este mundo si tenemos que dejarlo y partir, antes o después, hacia otro Reino? ¿Qué sentido tiene asegurar nuestra vida en este mundo y olvidarnos de la futura? Llevar al extremo de fatigarnos el análisis de lo que nos rodea, pretendiendo, en última instancia, dominarlo es un absurdo.

Sin embargo, Antonio pasa a continuación a hablarnos de los que comprenden la Verdad. Solo en la tercera acepción del diccionario de la RAE comprender significa entender. Antes que entender significa abrazar algo, incluso contener o incluir en sí mismo algo. Antonio se está refiriendo a aquellos que viven en la Verdad, pero dice algo que nos llama poderosamente la atención, llama imprudentes a aquellos que, comprendiendo la Verdad la discuten con los demás. ¡Ahí está la cuestión! La Verdad se vive, se muestra a quien quiera verla, pero no se discute, porque no admite raciocinio humano. Siglos de historia nos muestran las innumerables guerras que la defensa de una verdad ha promovido. No hace falta que las cite, ni quiero, pero todos las conocemos. Compartamos la Verdad que, antes o después descubriremos en nuestro interior, pero nunca la discutamos y, mucho menos, la impongamos.
¡La Paz sea con todos nosotros!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Si por tres veces al día

Si por orar tres veces al día, Dios hace esto por Daniel:

Aquellos hombres acudieron precipitadamente y encontraron a Daniel orando y suplicando a su Dios.

Entonces de presentaron ante el rey y, refiriéndose a la prohibición real, le dijeron: "¿Acaso no has escrito una prohibición según la cual todo el que dirija una oración dentro de los próximos treinta días, a cualquier dios u hombre que no seas tú, rey, debe ser arrojado al foso de los leones?". El rey tomó la palabra y dijo: "Así es, en efecto, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable".

Entonces ellos tomaron la palabra y dijeron en presencia del rey: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no te ha hecho caso, rey, ni a ti ni a la prohibición que tú has escrito, y tres veces al día hace su oración".

Al oír esto, el rey se apenó profundamente y puso todo su empeño por salvar a Daniel: hasta el atardecer se esforzó por librarlo.

Pero esos hombres acudieron precipitadamente al rey y le dijeron: "Tienes que saber, rey, que según la ley de los medos y de los persas, ninguna prohibición o edicto promulgado por el rey puede ser modificado".

Entonces el rey mandó traer a Daniel y arrojarlo al foso de los leones. El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: "Tu Dios, al que sirves con tanta constancia, te salvará".

Luego trajeron una piedra y la pusieron sobre la abertura del foso; el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que no se cambiara nada en lo concerniente a Daniel.

El rey se retiró a su palacio; ayunó toda la noche, no hizo venir a sus concubinas y se le fue el sueño.

Al amanecer, apenas despuntado el día, el rey se levantó y fue rápidamente al foso de los leones.

Cuando se acercó a él, llamó a Daniel con voz angustiosa. El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: "Daniel, servidor del Dios viviente, ¿ha podido tu Dios, al que sirves con tanta constancia, salvarte de los leones?".

Daniel dijo al rey: "¡Viva el rey eternamente!

Mi Dios ha enviado a su Angel y ha cerrado las fauces de los leones, y ellos no me han hecho ningún mal, porque yo he sido hallado inocente en su presencia; tampoco ante ti, rey, había cometido ningún mal".

El rey sintió una gran alegría a causa de Daniel, y ordenó que lo sacaran del foso. Daniel fue sacado del foso, y no se le encontró ni un rasguño, porque había confiado en su Dios.

Luego el rey mandó traer a los hombres que habían acusado a Daniel y los hizo arrojar al foso de los leones, con sus hijos y sus mujeres. Y no habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se apoderaron de ellos y les trituraron todos los huesos.

Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan sobre la tierra: "¡Tengan ustedes paz en abundancia!

Yo ordeno que en todo el dominio de mi reino se tiemble y se sienta temor ante el Dios de Daniel, porque él es el Dios viviente y subsiste para siempre; su reino no será destruido y su dominio durará hasta el fin.

El salva y libera, realiza signos y prodigios en el cielo y sobre la tierra. El ha salvado a Daniel del poder de los leones".
Daniel 6,12-28.



¿Qué no hará por medio de la oración contínua?

viernes, 18 de noviembre de 2011

El poder del Amor

La tertulia se había animado. Todos manifestaban su preocupación, cuando no su pesimismo, por el consumo de drogas, coca en especial. La mayoría mostraban un mayor o menor grado de convencimiento ante el hecho, dado por cierto, de que grandes intereses político-comerciales permitían, bajo una doble moral, el cultivo y tráfico de la droga. Poco a poco se perfilaron posturas. La mayoritaria que afirmaba que era necesario mano dura, represión, fustigar fuertemente a los mencionados poderes que tras una bandera democrática ejercían una maquiavélica conducta en la que la droga era una más de sus estrategias. Y la absolutamente minoritaria que pensaba que la solución estaba en el interior de uno mismo.

A la mañana siguiente, muy temprano, voy de regreso al hotel tras dar un paseo por la Avenida Corrientes y la c/Florida para reanudar la actividad profesional. En la parada del colectivo, un anuncio: “El poder del amor”.

Decíamos en la anterior entrada del blog que el amor era, así os lo proponía: el principio básico del comportamiento de un conjunto de partes que aspiran a reunirse en la unidad o de la unidad misma. Claro que frente al amor encontramos el odio que, por oposión, sería el principio de la desunión. En efecto, el odio, este sí, es un sentimiento, es algo propio de nuestra naturaleza animal, principio por el cual el individuo se considera diferente del otro y, si quiere sobrevivir, ha de eliminar al otro, salvo que la estrategia del momento aconseje unirse a él.

La droga, las armas, la pornografía, las guerras,… no son sino consecuencia de esta perseguida desunión, por la que cada uno quiere ser más fuerte que el vecino. Por tanto ¿qué mejor medio de luchar contra esas “cosillas” que usar el amor como expresión de la unidad? Y ¿cómo nos hacemos portadores del amor, si no es por medio de nuestro desarrollo interior?

Un abrazo en el Amor de Dios

lunes, 14 de noviembre de 2011

Amor y ¿eso qué es?

En los últimos años y cada día de forma más acelerada se está produciendo un fenómeno interesante y esperanzador. De forma generalizada el hombre está pensando por sí solo. Donde antes pensaban unos pocos, copiaban otros muchos y una inmensa   mayoría se limitaba a mirar el espectáculo, ahora es una mayoría la que intenta pensar por sí misma.

Esto es maravilloso y quienes lo han detectado antes que yo lo califican de salto consciencial.  Otros hablan de un cambio de dimensión y así un largo etcétera en el que probablemente todos quieran decir lo mismo. Lo delicado del asunto está ahí precisamente: hay un número importante de hermanos que saben donde están; otro número aún mayor intuye por donde están, pero no saben explicarlo, aunque utilicen los mismos términos que los anteriores; otro grupo demasiado numeroso intuyen que se están perdiendo algo que les gustaría conocer, pero entre que no entienden el significado de lo que oyen y que muchos de los que hablan no caen en la cuenta de que deberían explicar lo que cuentan, si es que saben de lo que hablan, terminan por perderse en el bosque; finalmente queda el número de los que, dicen, ni les va, ni les viene, aunque a veces les gustaría enterarse por si fuera un esnobismo nuevo al que apuntarse.
Parece, pues, que va siendo hora de aclarar conceptos. Cojamos uno que no es precisamente nuevo pero que tal vez por eso esté tan alterado: amor. Para no perdernos, tomemos el diccionario de la RAE. Cuenta con 14 acepciones diferentes. Tomemos la primera, dice así: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.” Es tremendo, demoledor:

A)     Es un sentimiento o sea una sensación producida por lo que perciben los sentidos. Demasiado escatológico ¿no?

B)      Del ser humano, o sea que no es atribuible a Dios, o sea que cuando alguien dice que Dios es amor es poco más o menos un blasfemo.

C)      Asegura que ese sentimiento parte de la propia insuficiencia del ser amante. Vuelve la burra al trigal: como se supone que Dios es autosuficiente, no puede amar.

D)     Además dice que es un sentimiento que parte de la necesidad, esto es se trata de un sentimiento egoísta. O sea que según esto si amamos es porque somos egoístas y si odiamos, no amaremos, pero por lo menos no seremos egoístas.

E)      Y para terminar resulta que lo que buscamos es  el encuentro y la unión con otro ser, o sea que solo es un sentimiento de pareja y, por lo mismo, no puede ser atributo de Dios que, por otra parte tampoco  puede unirse a otro ser.

Y eso por no acudir a otras acepciones más… ¿lúdicas?

Con esta definición ¿qué podemos esperar cuando decimos a alguien que el Amor es el motor de todo? Pues, eso: “por el interés te quiero, Andrés” Decididamente, alguien nos ha colado un gol ensuciando la pureza del significado de la palabra Amor. Lo malo es la consecuencia: perdido el sentido real de la palabra todos los razonamientos que nuestra limitada mente pueda realizar quedarán totalmente desvirtuados, serán confusos y nos llevarán derechos al error. Pero esta consecuencia se afianza porque amor no es la única palabra corrompida. Tenía razón Jesucristo cuando decía que no nos fijáramos en lo que decían, sino en lo que hacían, no ya porque los fariseos fueran como eran, que lo eran, sino porque la transmisión de ideas por medio de palabras es muy ineficaz.

He estado meditando sobre el concepto  de Amor y os propongo el siguiente: Principio básico del comportamiento de un conjunto de partes que aspiran a reunirse en la unidad o de la unidad misma. De esta forma, tal vez algo cartesiana,  llegamos a poner en común algo que es esencia divina y de la cual percibimos ramalazos en nuestro interior. Ramalazos que pueden ser más o menos duraderos, pero que siempre nos invitan a acercarnos a Dios.