HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Y si Dios fuera el butanero?

Es curioso. Nadie ha dicho algo al respecto. No hay una academia de la lengua que establezca leyes y reglas de ortografía. Ni siquiera los interesados se reunieron alguna vez para llegar a un entendimiento, pero todo el mundo sabe que, cuando alguien golpea unos contra otros esos contenedores metálicos, ese alguien es el butanero ofreciendo renovar nuestras bombonas vacías. Es un medio sencillo que todos entendemos y, según nuestra necesidad, nos moverá a llamar al butanero para que nos suba la bombona de butano.

El mensaje es claro: el butanero nos avisa de que dispone de bombonas llenas. He dicho que todos lo entendemos, pero no es cierto. Lo entendemos solo aquellos que tenemos, y lo sabemos, la bombona vacía. Lo entendemos aquellos que, no teniendo bombona vacía y ni siquiera usando gas butano, hemos observado la curiosa forma de entendimiento. Más aún, lo oímos aquellos que tenemos parte de nuestra atención en la calle porque somos conscientes de que tenemos la bombona vacía. Pero ¿qué le ocurriría a un extranjero recién llegado a nuestro país? ¿Sabría que el butanero estaba en la puerta de su casa? Probablemente no o, al menos, no hasta que la operación se repitiera varias veces o alguien se lo explicara. Y aquél que vive en la inopia, que ignora que su bombona está vacía, que anda preocupado en otros menesteres o que tiene la radio a todo volumen ¿sabrá que el butanero está en su puerta?

Cuando, siendo chico, tenía que estudiar la Historia Sagrada, ya sentía algo de sana envidia de Samuel. ¡Qué sencillo todo! Llega Dios le llama por su nombre y cuando Samuel en su ignorancia adolescente confunde a Dios con Elí, éste lo saca de su error: <> Pero claro está que ni yo era Samuel, ni estaba en el Templo, ni tenía a Elí a mi lado para que me explicara lo que pasaba. O sea que yo no era más que un recién llegado que desconocía la costumbre del butanero o me abstraía con otras preocupaciones más mundanas.

Puede parecer irreverente, pero la realidad es que, salvando las diferencias, Dios emplea medios muy diversos, pero muy parecidos a los del butanero, para comunicarse con nosotros. De hecho nos acribilla a mensajes y llamadas, pero nadie nos ha explicado el significado de estos mensajes. En muchas ocasiones no sabemos traducirlos a nuestro idioma y, como somos algo engreídos, terminamos despreciando aquello que no entendemos en lugar de meditar sobre ello, porque, al no ajustarse a nuestros cánones de inteligencia y a nuestra capacidad de observación, concluimos que es una tontería resultando incapaces de admitir que los torpes seamos nosotros. Otras veces, las que más, no nos paramos a observar a nuestro alrededor, no llegamos a entender la conducta del butanero y, en el peor de los casos, nos lamentamos de las molestias que nos causa al despertarnos de nuestro letargo.

En todo lo que antecede el método hesicasta, como otros muchos métodos contemplativos, tiene mucho que decir. Algo tan simple como comprender la técnica del butanero requiere alejar nuestra mente de sus cotidianas preocupaciones; acallar el ronroneo de sus disquisiciones, muchas veces fútiles; ralentizar el ritmo de nuestro corazón; tener la humildad de reconocer que nuestro artificial sistema de comunicación y nuestra privilegiada mente solo nos permiten entrever la Suprema Inteligencia Divina y, en modo alguno, nos capacitan para despreciar lo que no seamos capaces de entender. Pero sobre todo debemos ser conscientes de que nuestra bombona está vacía y debemos estar a la espera del repiqueteo de recipientes con que el butanero llama nuestra atención. Y, cuando estemos en nuestro quehacer cotidiano, la oración continua mantendrá abierta una conexión mínima, pero suficiente, para atender el aviso del butanero. Bueno, del butanero o de la forma y apariencia que Él elija porque eso lo desconocemos: "Velad porque no sabéis el día ni la hora" (Mt 25. 13).

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