HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

domingo, 27 de junio de 2010

Evagrio el Monje (1)

Iniciamos con esta entrada un recorrido por una obra emblemática de Evagrio el Monje: “A propósito del discernimiento de las pasiones y de los pensamientos”. En toda su obra hemos de recordar su biografía, en particular el hecho de que tuviera continuadas tentaciones que a punto estuvieron de hacerle perder su castidad durante su estancia en Constantinopla, siendo ya archidiácono. Esta obra está incluida en la Filokalia.
"Entre los demonios que se oponen a la práctica de las virtudes, los primeros que adoptan una actitud de guerra son aquellos que ostentan las pasiones por el buen comer, los que nos insinúan el amor por el dinero, y los que nos estimulan a buscar la gloria que proviene de los hombres. Todos los demás vienen detrás de éstos y reciben a los que han sido heridos por ellos. Efectivamente, es poco probable que se caiga en manos del espíritu de la fornicación si no se cayó antes por gula. Y no hay quien, habiendo sido turbado por la ira, no se haya previamente encendido por los placeres de la buena mesa, por las riquezas o por la gloria. Y no hay modo de huir del demonio de la tristeza, si no se soporta la privación de todas estas cosas. Así como nadie puede huir del orgullo, primera camada del diablo, si no se ha erradicado antes la raíz de todos los males, que es el amor por el dinero, sí es verdad, como dice Salomón, que la indigencia hace al hombre humilde (Pr 10:4).”

Hay varias cosas que llaman la atención en este texto. La primera no es que reconozca la existencia del diablo, sino que le atribuya diferentes personalidades y sobretodo que los especialice. Es una organización perfecta: primero el bombardeo con la gula, el dinero y la gloria humana y después la fornicación, la ira, la tristeza, el orgullo,… Por otro lado, no menciona el pecado como tal, sino que enfrenta la intervención de los diablos a la “práctica de las virtudes”. De ahí al concepto de pecado hay muy poco recorrido, al menos en apariencia. No perdamos de vista, sin embargo que ni cita la palabra, ni tampoco expone el concepto de pecado. Tan solo habla de “guerra”. Dejémoslo aquí por el momento y centrémonos en las últimas frases.
En efecto, son éstas las que, particularmente, me llaman más la atención. Afirma Evagrio que, según Salomón, “la indigencia hace al hombre humilde” Indigencia significa pobreza, falta de medios para alimentarse, vestirse, etc. La frase parece casi de Perogrullo, pero es cierta, porque no hablamos de humildad como carencia de medios, sino de humildad como conocimiento de sí mismo. La carencia de cosas materiales, el desprendimiento, facilita el conocimiento de sí mismo. Curiosamente, sin embargo, cita Proverbios 10,4. Pues bien, este texto según las diversas Biblias disponibles hoy día, sería “La mano negligente hace pobre, pero la mano diligente enriquece”. ¿Dónde aparece el término indigencia o pobreza usado por Evagrio? En la consecuencia del acto de ser negligente. Sin embargo, según Evagrio, la indigencia sería la causa, no la consecuencia, de la humildad. Parece haber, pues, una equivocación en las traducciones más recientes. Equivocación que nos invita a trabajar para obtener la pragmática riqueza en lugar de pensar en la pobreza, en la renuncia a lo material, como vía de autoconocimiento, lo que sería un hábil subterfugio para convencer al pueblo de que lo bueno y santo es trabajar. Dejando de lado suspicacias y malos pensamientos, deberíamos investigar en las traducciones más primitivas, por ejemplo en la Septuaginta, el significado original. Pues bien, según algunos expertos como Gerleman (N. Fernández Marcos; “Los estudios de la Septuaginta. Visión retrospectiva y problemática más reciente”), en la labor de los 72 traductores que intervinieron en su elaboración se aprecia un importante influjo helenístico que habría provocado frecuentes desviaciones en las traducciones respecto del original. Parece pues que, con cierta probabilidad, el libro de los Proverbios habría podido ser adulterado por una traducción literal o, si se me permite el término, poco esotérica. Ahora bien, ¿a qué versiones del Libro de los Proverbios habría tenido acceso Evagrio? O, ¿por qué no?, ¿a qué tradición oral habría tenido acceso?
Parece ser que el Libro de los Proverbios es una edición elaborada por los judíos al regreso de su exilio en Babilonia y recogió proverbios populares, aunque con frecuencia se atribuye a Salomón, que se encontraban publicados en varios libros dispersos. Se trata de un libro sapiencial y estamos hablando del siglo VI a.C. Al parecer, la palabra hebrea que habitualmente se traduce por proverbio tiene un significado más preciso: comparación. Esto es que el libro puede adoptar la forma de recomendaciones moralistas para llevar una vida honesta, honorable, bajo la apariencia de una colección de refranes, PERO el autor, o tal vez el compilador, habría pretendido establecer un paralelismo entre una vida más o menos terrenal, material aunque justa, y una vida más iniciática. Evidentemente las posteriores traducciones helenizantes habrían sido incapaces de transmitir esta segunda intención. Hay quien asegura que el Libro de los Proverbios fue traducido al hebreo de las escrituras de un sabio egipcio llamado Amenemope, quien los había extraído, a su vez, de otros escritos de más de 2.000 años de antigüedad anteriores a Salomón, la Sabiduría de Ptah-Hotep (http://civitassolis.blogspot.com/2008_07_01_archive.html) . Aunque es cierto que hay un gran paralelismo entre el Libro de los Proverbios y otros libros sapienciales egipcios y mesopotámicos, dejaremos en suspenso esta línea de investigación. Pero es precisamente en la tradicionalmente admitida como cuna del monaquismo cristiano, Egipto, donde se produce una cierta interrelación: “Las comunidades de Terapeutas y de Esenios, cuya presencia en Egipto menciona Filón, tenían bastante en común con las comunidades cristianas para que el historiador Sócrates, escribiendo algunos siglos más tarde, se equivoque y las considere como agrupaciones cristianas. Hubo, ciertamente, contactos e influencias mutuas entre esos grupos y las comunidades cristianas.” (Dom Armand Veilleux; “Los orígenes del monacato cristiano”) Estamos en resumen ante un fenómeno de inculturación en la que entra dentro de lo posible, por no decir de lo probable, que el monacato cristiano se viera influenciado entre otros por el pensamiento esenio y ello a pesar de que el movimiento esenio desapareciera dos siglos antes de los primeros balbuceos del monacato cristiano. Debemos tener en cuenta que la diáspora judía en Alejandría, en tiempos de Cristo, era importante; que dos representantes de dicha comunidad, Filón y Plotino, ejercieron notable influencia sobre la mística cristiana; que ya desde el día siguiente de Pentecostés se formó en dicha ciudad una comunidad cristiana; que los primeros monjes cristianos, San Antonio entre otros, lejos de ser unos incultos, como a veces se nos ha hecho creer, eran expertos conocedores de las enseñanzas filosóficas y teológica, tanto propias, como de otros grupos más o menos afines.
Como podemos ver, el campo de maniobra es muy amplio y también muy difícil, pero podríamos estar ante una conexión o al menos ante una influencia esenia sobre la mística cristiana primitiva, con posible acceso a versiones más profundas que las que han llegado hasta nosotros de los Libros de la Biblia.

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