Una persona puede vivir varios días sin comer, apenas un día sin beber y unos pocos, muy pocos, minutos sin respirar. Cuanto menos densa es la materia que absorbemos, menos tiempo podemos estar sin ella.
Y algunos pretenden apartar de su existencia lo más sutil de todo: el espíritu. Así el mundo está lleno de auténticos zombies.
Nos lo dijo Jesús en repetidas ocasiones: ¡Orad continuamente" Nos lo recordaba Pablo en su carta a los Tasalonicenses, nos lo recordaban los Santos Padres y numerosos santos. La eficacia de la oración continua de aquél peregrino ruso radica en que nos pone en comunicación permanente con nuestra esencia divina, con la Presencia de Dios que nos da la Vida.
jueves, 10 de febrero de 2011
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