HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

viernes, 3 de septiembre de 2010

Evagrio el Monje (11)

“Golpeas tu pecho porque ves al alma moverse hacia el pecado, pero ella no percibe nada. Tratas de convencerla con las Escrituras, mas ella no te escucha porque está obtusa. La enfrentas con la vergüenza de los hombres, pero no te atiende ni te entiende, como si fuera un cerdo que ha cerrado los ojos y se dirige hacia su recinto. A éste demonio nos llevan los persistentes pensamientos de vanagloria. Y se ha dicho de él que si aquellos días no hubieran sido abreviados, ninguna carne se hubiera salvado (Mt 24:22). Esto sucede a aquellos que raramente frecuentan a sus hermanos. El motivo es evidente: este demonio, frente a las desgracias de los demás, es decir las de aquellos que han sido acometidos por las enfermedades o que tienen la desgracia de estar presos o encuentran una muerte imprevista, huye en seguida, porque no bien el alma se ha conmovido y se llena de compasión, se disipa el endurecimiento producido por el demonio. Pero esta posibilidad no la tenemos a causa de la soledad en que vivimos o de la rara presencia, cercana a nosotros, de personas que sufren. Es justamente para que podamos huir de este demonio que el Señor nos recomienda, en los Evangelios, que visitemos a los enfermos y a los que están en la cárcel. Estaba enfermo y me visitasteis (Mt 25:36), nos dice. Pero debemos tener presente esto: si algún solitario, habiéndose tropezado con este demonio, no ha aceptado todavía pensamientos impuros, ni ha abandonado su casa entregándose a la acedía, éste ha recibido la tolerancia y la templanza, que han bajado de los Cielos y lo han bendecido por tal impasibilidad. En cuando a aquellos que han hecho suya la profesión de ejercitar la piedad, y eligen vivir junto a los mundanos, deben cuidarse de este demonio. Yo, en efecto, me avergüenzo delante de todos ustedes y no quiero seguir diciendo o escribiendo a su respecto.”

Debería, y voy a hacerlo, empezar precisamente con el último párrafo de Evagrio. En numerosas ocasiones caemos en la vanagloria a que, líneas arriba, se refiere Evagrio. Instalados en la cómoda “poltrona” de la meditación olvidamos la sencillez. No frecuentar a nuestros hermanos es aislarnos del mundo; es perder la oportunidad única de vivir una experiencia irrepetible. Es francamente difícil resistirse a este demonio. Hace unos días, mi buen hermano Pepe, nos enviaba la historia del monje y el mendigo. Aquél instalado en sus profundas meditaciones, rechazaba la presencia del mendigo que le importunaba e impedía seguir aislado del mundo. Perdió la oportunidad de disfrutar de la presencia de Dios, pues aquél mendigo era el Ángel del Señor.

Hay “solitarios” a los que Dios ha regalado la gracia de la tolerancia y la templanza y, con ellas, la impasibilidad. Son capaces de, pese a ese estado de permanente éxtasis, no tener pensamientos impuros (no caer en la vanagloria), no abandonar este mundo (seguir ocupándose de las cosas terrenas, o sea no abandonar su casa o, en román paladino, no estar alelado) y no caer en la inacción o pereza espiritual, que eso precisamente significa acedía.

Y resulta curioso que, con este motivo, Evagrio nos recuerde el consejo del Maestro de visitar a presos y enfermos. Ambos presentan el mismo problema: no les es permitido disfrutar de su cuerpo. Incluso llegan a desear la muerte. Hay una primera enseñanza, si me lo permitís, en cabeza ajena. El místico extremo asume voluntaria, pero inconscientemente, la personalidad de un enfermo o de un preso. El choque con una realidad, igual que la suya, le ayuda a ver la viga en el propio ojo.

Pero, ¡ojo!, también a los que se dedican a visitar enfermos y presos les acecha este demonio que hemos dado en llamar el de la vanagloria. Por eso y no por otra razón se nos dice que lo haga nuestra mano derecha no lo conozca la izquierda.

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