HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

sábado, 3 de julio de 2010

Evagrio el Monje (2)

Decíamos en el ayer de nuestro tiempo terrenal que en los primeros párrafos de “A propósito del discernimiento de las pasiones y de los pensamientos” de Evagrio el Monje, el autor parecía asumir la existencia, no de un diablo, sino de varios con diferentes personalidades o especialidades en el arte del mal, entendido éste como la forma de llevar al hombre por caminos que lo aparten de la práctica de las virtudes. Ni entonces, ni ahora la Iglesia Católica rechaza la existencia de Satanás. Pero ¿qué o quién es el Diablo o Satanás o como queramos llamarlo? ¿Es una única persona o son varias?
Jesús (Mt 15-11) afirma: “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.” A la vista de este pensamiento no parece que Satanás sea algo externo a nosotros. Aquí la Iglesia Católica es contundente: el hombre nace impuro, con la mancha del pecado original. Pero veamos qué nos dice Evagrio. Dos párrafos más adelante continúa:
“En breve: no sucede que el hombre tropiece con el Demonio, si antes no ha sido herido por esos tres males principales. Y también delante del Salvador, el Diablo antepuso estos tres pensamientos: primeramente exhortándolo a convertir las piedras en panes, luego prometiéndole el mundo si se postraba a sus pies, adorándolo, y como tercera cosa, lo tienta con la posibilidad de que la gloria lo cubriría si, cayendo de las almenas del templo, los ángeles lo recogen y lo salvan, como Hijo de Dios que es. Pero nuestro Señor, mostrándose superior a todo esto, ordenó al Diablo que se alejara de Él, enseñándonos así que no es posible rechazar al Diablo si no se desprecian estos tres pensamientos.”
“Todos los pensamientos demoníacos introducen en el alma conceptos relativos a objetos sensibles, y el intelecto, compenetrándose de ellos, imprime en sí mismo las formas de esos objetos. El alma reconoce, entonces, al demonio que se asocia al objeto mismo. Por ejemplo: si en mi mente se presenta la fisonomía de quien me ha agraviado u ofendido, es evidente que surgirán en mí pensamientos de rencor. Si surgiera el recuerdo de las riquezas o de la gloria, recordaré claramente por el objeto, cuál es el motivo de mi angustia. Lo mismo sucede con los otros pensamientos: por el objeto descubrirás quién es el que viene a insinuarlos. Sin embargo, no quiero decir que todo recuerdo de tales objetos provenga de los demonios. Porque es el intelecto mismo, accionado por el hombre, el que produce las imágenes de los acontecimientos. Provienen de los demonios aquellos recuerdos que suscitan la ira o la concupiscencia contra natura. Con motivo de la turbación que causan estas potencias, el intelecto, mediante el pensamiento, comete adulterios y se embarca en guerras, porque no puede acoger la imagen de Dios, su legislador. En efecto, esa luminosidad se manifiesta al principio fundamental del alma en el tiempo de la plegaria, en la medida en que ésta se despoje de los conceptos relativos a los objetos.”

Gula, dinero y gloria son los tres pensamientos que abren las puertas a los diablos para cada una de las restantes tentaciones. Aún más, Evagrio asegura que “es el intelecto mismo, accionado por el hombre, el que produce las imágenes de los acontecimientos” La coherencia con la frase de Jesús, recogida en el Evangelio de San Mateo, es rotunda. Así pues, podemos afirmar tranquilamente que las tentaciones, los actos que nos apartan de la virtud, son generados por nuestros pensamientos. Es claro, por tanto, que la hesiquia, la tranquilidad de mente, el acallar la mente, es la mejor “terapia” para conseguir la permanencia en el camino de la virtud. En Mt 5:27-30, Jesús avisa del pecado de pensamiento La interpretación que tradicionalmente se ha dado a estos versículos es, en mi opinión, imprecisa y hasta contraproducente. De lo que realmente nos está avisando Jesús es del peligro que subyace en nuestros pensamientos, sean en relación con el adulterio o con cualquier otra desviación de la Ley de Dios. Y digo que puede ser contraproducente porque el propio esfuerzo, la propia concentración en el pensamiento para rechazarlo obliga a tenerlo continuamente presente. Se trata por el contrario de dejarlo pasar, anclar nuestra mente a un pensamiento limpio y para ello la oración continua se presenta como un arma infalible. No son técnicas exclusivas del hesicasmo, muchas otras técnicas de meditación las usan. Es lógico: las potencias del hombre son las mismas en cualquier parte del mundo y las artes meditativas van dirigidas a los hombres, no a los animales.
Estas consideraciones nos dan una ventaja fundamental en nuestra evolución espiritual. En efecto, las tentaciones no empiezan si logramos dominar nuestra mente y hacerla indiferente a la gula, el dinero o la gloria. Esto lo consigue Jesús en las mal llamadas tentaciones en su retiro al desierto. Y esto no depende de nadie, sino de nosotros. Pero ¿qué es esto sino desapego y humildad o sea los primeros pasos que empezamos dando en nuestro viaje hesicasta?
Lo que hemos visto en estas líneas precedentes es solo un atisbo de lo que podemos encontrar releyendo una y otra vez las palabras de Evagrio. Hacedlo, por favor, pero hacedlo con la mente abierta, libre de prejuicios y de dogmas. Estoy seguro de que llegaréis a entender mejor la palabras del Maestro mucho mejor.

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