HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

viernes, 9 de julio de 2010

Evagrio el Monje (3)

Evagrio continua exponiendo sus teorías sobre el devenir del hombre en su existencia terrena. Nos introduce aquí en el concepto del recuerdo pasional. Aunque no presenta una definición explícita, es fácil concluir que se refiere a los condicionantes de nuestra naturaleza humana. Afirma que son dos: la concupiscencia y la cólera.


El concepto de concupiscencia ha sido monopolizado por la moral católica, dándole un sesgo carnal, sensual y hasta sexual que no es otra cosa que una particularización excesiva. Así, el diccionario de la RAE, podemos leer: “En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.” Debemos quedarnos con un significado más amplio. En efecto, la palabreja deriva del latín cupere que significa desear y así llegamos al concepto más amplio: DESEO DESORDENADO, sin control. Precisamente el prefijo con es el que puntualiza el carácter desordenado del deseo, esto es lo que nos hace “perder la cabeza”, desviarnos de nuestro caminar.

En cuanto a la cólera, podríamos quedarnos con el significado más tradicional, ira, enojo, enfado. Sin embargo, esto nos privaría de una puntualización. Nos podemos enfadar, es lógico y humano, por algo que no funciona como nosotros queremos, por alguna faena que nos hayan hecho o porque nuestro equipo de futbol haya perdido por goleada. Lo que no es lógico es llevar este enfado al extremo de hacer que los demás “paguen los platos rotos” o de privarnos de disfrutar de otros aspectos de la vida. Y es que prefiero el significado médico: el cólera como enfermedad “caracterizada por vómitos repentinos repetidos y diarrea severa.

Pues bien, ambas pasiones son veneno para nuestra vida. Más exactamente hacen que nuestra vida descienda al plano material olvidándose del espiritual, privándonos de vivir la experiencia completa para la que hemos venido a este mundo, haciendo inútil, en fin, nuestra existencia.

Los remedios son muy sencillos: disciplina y entrenamiento. Aquí ha vuelto a haber una tergiversación de significados por aplicación de morales y éticas, basadas más en la apariencia y que llevan al desenfreno del extremo opuesto que resulta igualmente dañino. Cuando hablamos de ayuno, de dormir en el suelo, etc. nos imaginamos a nosotros mismos cargados de cilicios y con el flagelo en la mano, lo que es sencillamente depresivo. Hemos de interpretar estas palabras con una visión más deportiva del asunto. El atleta entrena, tiene una disciplina, estricta y así espera alcanzar la gloria, el triunfo, en el estadio. Eso es lo que tenemos que hacer. Es muy sencillo. Yo me acuerdo que, cuando era algo más pequeño que ahora, ante cualquier contrariedad decíamos “vaya por Dios”. Ahora lo hemos sustituido por un “c…” o por un “me c… en la mar”, como si la mar tuviera algo que ver en el asunto. Ese “vaya por Dios” era un reconocimiento implícito, tal vez inconsciente, de que nuestra experiencia, aparentemente negativa, estaba sirviendo para una toma de consciencia, para un desarrollo espiritual que, de otra forma, no podríamos alcanzar. Sencillo ¿no?

Os dejo con las palabras de Evagrio.


“El hombre no puede rechazar los recuerdos pasionales si no presta atención a la concupiscencia y a la cólera, disipando a la primera con ayunos, velando y durmiendo en el suelo, y calmando a la segunda con actos de soportación, de paciencia, de perdón y de misericordia. De las pasiones antedichas surgen casi todos los pensamientos demoníacos que empujan al intelecto a la ruina y a la perdición. Pero es imposible superar estas pasiones si no se desprecian totalmente los manjares, las riquezas y la gloria y aun el propio cuerpo, con motivo de aquellos pensamientos que tan a menudo lo flagelan. Es absolutamente necesario, pues, imitar a aquellos que se encuentran en el mar, en peligro, y que echan por la borda los aparejos a causa de la violencia de los vientos y de las olas. Pero llegados a este punto, debemos guardarnos de desprendernos de los aparejos para ser mirados por los hombres, o habremos ya recibido nuestra merced, ya que otro naufragio más terrible que el primero nos afligirá, y entonces soplará el viento contrario, el del demonio de la vanagloria. Por tanto, también el Señor nuestro de los Evangelios, impulsando a nuestro intelecto que es el capitán del barco, nos dice: Mirad que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser visto por ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los Cielos (Mt 6:1). Y dice además: Y cuando recéis, no seáis como los hipócritas; porque ellos gustan de orar en las sinagogas y en los cantones de las calles, de pie para ser vistos por los hombres: por cierto os digo, que ya tienen su pago (Mt 6:5-16).”

No hay comentarios:

Publicar un comentario