
Ya es la tercera vez que sustraigo tiempo a mi familia para pasar unos días de retiro espiritual en el Monasterio Cisterciense de Ntra. Sra. de las Escalonias.
Escribo estas frases no como un cumplido, sino desde el más profundo agradecimiento por su acogida, por su hospitalidad y por su ejemplo. Soy consciente de que para estos monjes sobran las palabras. Más aún, corro el riesgo de que con ellas altere esa actitud de silencio que impregna su vida, más que por un mero precepto, por un convencimiento de que la verborrea humana, aun con la mejor de las intenciones, no deja de ser como el bullicio de una feria: al final nos hace incapaces de escuchar a Dios.
Desde aquí, repito, mi agradecimiento al Cister por preservar estos espacios de silencio; por acoger a los que buscamos lo que la vida diaria nos escamotea y por permitirnos regresar a casa convertidos en hombres y mujeres nuevos preparados para ayudar a los que nos rodean. Gracias.
Me apunto a este agradecimiento tan estupendamente expresado y sintetizado.
ResponderEliminarEmilio
(Con tu permiso, Fernando, utilizaré la foto en mi Blog)
No necesitas pedirme permiso. Un abrazo. Fernando
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