HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

sábado, 20 de febrero de 2010

Comentarios de San Gregorio el Sinaita (3)

Vimos en la entrada anterior de este blog como, tras el bautismo del espíritu, es necesario conservar lo recibido y progresar. Analiza a continuación los posibles modos de llevarlo a cabo. Dice así:

Existen dos formas de encontrar la operación (así llama a la “energía”) del espíritu recibida sacramentalmente en el santo bautismo:
a) Ese don se revela de una manera general por la práctica de los mandamientos y al precio de grandes esfuerzos. San Marcos el Ermitaño nos lo dice: «En la misma medida en que ejercitamos los mandamientos, ese don hace resplandecer más su fuego ante nuestros ojos».
b) El se manifiesta, en la vida de sumisión a un padre espiritual, mediante la invocación continua y metódica del Señor Jesús, es decir, por el recuerdo de Dios.
El primer camino es el más largo; el segundo el más corto, a condición de haber aprendido a escarbar la tierra con coraje y perseverancia para descubrir el oro.
Si queremos descubrir y conocer la verdad sin riesgo de error, busquemos sólo la operación del corazón, sin imagen ni figura; sin reflejar en nuestra imaginación ni forma ni impresión de las cosas consideradas santas; sin contemplar ninguna luz, pues el error, sobre todo al principio, tiene la costumbre de burlar el espíritu de los menos experimentados mediante esos fantasmas engañosos. Esforcémonos por tener activa en nuestro corazón solamente la operación de la oración, que da calor, alegra el espíritu y consume el alma en un amor indecible por Dios y por los hombres. Entonces se verá hacer de la oración una gran humildad y contrición, pues la oración es, para los principiantes, la operación espiritual infatigable del Espíritu que, al comienzo, hace brotar del corazón un fuego gozoso y, al final, obra como una luz de buen olor.


Ambas vías son duras, porque en ambas se renuncia a la propia voluntad. La primera, más larga, nos lleva a someter nuestra voluntad a los deseos del Padre, expresados en los Mandamientos. La segunda vía nos lleva a someternos a las directrices de un “padre espiritual”. No dice San Gregorio cual es más conveniente de ambas y es que depende de cada individuo. En la primera estamos prácticamente solos, espiritualmente hablando. Solo sabemos que tenemos unos mandamientos que cumplir. No tenemos el consejo, el apoyo, … ¡nada! Por no tener, no tenemos ni siquiera la imagen, la presencia física habitual, del padre espiritual que en este caso es el propio Dios Padre. Solo puede prometernos la manifestación de la gracia divina en forma de fuego, como recompensa por nuestro esfuerzo. Esta cita al fuego de San Marcos el Hermitaño recuerda notablemente la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. En la segunda vía por el contrario tenemos el consejo y el apoyo de alguien que ha pasado, poco más o menos, por un camino similar al nuestro, con similares dificultades, idénticas dudas y angustias,… Sin embargo, pone una condición: que quien siga esta vía haya aprendido a escarbar la tierra con coraje y perseverancia para descubrir el oro. En efecto, no valen de nada los consejos de un padre espiritual, si no sabemos buscar en nuestro interior, limpiar de “polvo y paja” nuestro yo para obtener el oro que se encuentra en nuestro interior.

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