HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

miércoles, 24 de febrero de 2010

Comentarios de San Gregorio el Sinaíta (4)

Antes de seguir profundizando en los apuntes de San Gregorio a la meditación, me gustaría que nos detuviéramos en algunas frases extraídas de sus escritos.
La primera frase que he elegido es muy corta:
“La ciencia de la verdad es, esencialmente, el sentimiento de la gracia...”
En efecto, como ya hemos indicado en alguna ocasión, la verdad no la alcanzamos con nuestra inteligencia, sino por la gracia de Dios. Esta afirmación no nos quita mérito, ni viola nuestro libre albedrío, ni nada por el estilo, pues es preciso un notable esfuerzo, como veremos más adelante.

La segunda cita que traigo a colación es la siguiente:
“Santuario verdadero, anticipo de la condición futura, tal es el corazón sin pensamientos, movido por el Espíritu. Allí todo se celebra y se expresa pneumáticamente (pneuma: Aliento racional que, en la filosofía estoica, informa y ordena el universo.). Aquel que no ha obtenido ese estado puede ser, por sus otras virtudes, una piedra cualificada para la edificación del templo de Dios, pero no es el templo del Espíritu ni su pontífice.”


Creo que no hay mejor explicación que recordar la actuación de Cristo en el Templo, expulsando a los comerciantes y cambistas que se encontraban en sus puertas profanando el santo lugar. Durante mucho tiempo, la escena se me presentaba contradictoria: ¿cómo compatibilizar el carácter bondadoso de Jesús con la violenta expulsión de aquellos individuos? No encontraba más respuesta que una cierta intransigencia ante los infieles o los pecadores. No, no encontraba otra, hasta que pensé que ese Templo era el mismo al que Él se referiría más tarde, aquél que derribaría y volvería a levantar en tres días: su propio cuerpo y por extensión el nuestro. En efecto, es la única “violencia” que podemos admitir, la que debemos ejercer contra nuestras propias distracciones, aquellas que impiden a nuestro corazón encontrarse con nuestro Yo, en el Templo de nuestro Ser, que no será auténtico Templo mientras no esté dedicado en exclusiva al Espíritu.

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