HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

martes, 17 de noviembre de 2009

Meditar como la tórtola: la oración del corazón (y 3)

En los dos escritos precedentes relativos a la oración continua hemos usado una expresión personalista, dando algunas otras versiones impersonales como el Kyrie eleison. ¿No os parece que hay algo que no encaja muy bien? Como diría el protagonista del “Chavo del ocho”, “Ha sido sin querer queriendo”.

Para ver más claro lo que pretendo deciros nos vamos a basar en la oración que Jesús nos enseñó: el Padre Nuestro. Podemos ver diversas versiones del mismo, desde las más primitivas a las actualmente utilizadas por la Iglesia de Roma. También podemos ver diversos comentarios a la oración: ¡Hay que ver lo que dan de sí las palabras cuando empezamos a elucubrar sobre ellas! Todos los comentarios desgranan una a una las frases de Jesús, casi siempre partiendo de traducciones que han ido perdiendo la frescura de la versión original. Sin embargo, a lo largo de los siglos “algo” ha permanecido siempre. Y, sin embargo, en casi todos los comentarios ese “algo” ha pasado desapercibido. Cuando Jesús nos enseña a orar, Él se integra con nosotros en la oración, utiliza el plural y no precisamente el mayestático. Esa es la gran aportación, cuando oramos, somos uno en la oración. No es ya que no vayamos, como el fariseo, por las esquinas de las calles y por las plazas dándonos golpes de pecho, sino que no debemos orar de uno en uno, por uno y para cada uno, sino por todos y para todos.

Y  este es precisamente el corolario de estos tres escritos sobre la oración continua, sobre la oración del corazón. Aunque en muchas obras aparece como expresión habitual “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador”, la expresión que realmente utilizaban los Padres del Desierto era “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros pecadores”
Esta es, pues, la forma con que hemos de practicar la oración del corazón, pero más importante aún es que sea el fondo de nuestra oración. Los siguientes pasos en nuestro devenir hesicasta no nos llevarán a sitio alguno, sin esta disposición de ánimo.

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