HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

sábado, 3 de octubre de 2009

Meditar como una montaña (y 4)


Cuando, en la meditación, utilizamos el lenguaje de los símbolos para orientar a los que quieren orientación, debemos ser conscientes de su riqueza a la par que de su “imprecisión”. Los símbolos representan la experiencia de alguien, pero solo podrá ser comprendido por otras personas que se preparen adecuadamente a vivir una experiencia similar. Así debe entenderse lo escrito por Pablo: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles. “(1 Co 1,23) Y así veréis que llegado un momento me faltarán las palabras y  mis escritos que ahora son largos, se irán haciendo cada vez más cortos, hasta que llegue a mi límite, me superéis o experimentemos todos juntos.


La montaña, mudo maestro, nos enseña a adoptar una postura estable de lo que ya hemos hablado. Nos enseña también que consta de dos partes. Si preguntas a la mayoría de la gente que te describa la montaña, la mayoría te citará la nieve, la ventisca, los prados, los arroyos cantarines o las cabras, pero pocos te hablarán de la roca. La roca es fundamental, sin roca no hay montaña. Sin roca no hay vida. La vida corta de la nieve, las cabras que triscan por los canchales, el agua que corre por los arroyos,… todo eso que nace y muere sobre la montaña, que le da una imagen a la montaña, pero solo su imagen, no sería capaz de crear montaña. Y ¿cuál es la roca que soporta nuestra vida?

Los comienzos, y estamos en los inicios del hesicasmo, son duros. Sentarse “sin hacer nada” es cansado, aburrido y nuestra mente quiere acción, busca en los recuerdos, se concentra en pensamientos que bullen en nuestra cabeza como si se tratara de una discoteca. Pero la montaña nos lo dice bien claro: La roca, que es su esencia, no se inmuta, soporta, sin quejarse, la vida que se desliza sobre sus cumbres y por su laderas. La percibe pero sabe que esas formas son solo una parte pequeña de su ser, una parte que, además, es temporal. Porque la nieve la cubrirá con su blanco manto durante el corto invierno para luego derretirse. Porque los polluelos de las águilas que nacieron entre las peñas, abandonarán el nido y aun los alrededores de la montaña para buscar abrigo en otra montaña. Todo mutará, menos la montaña, menos la roca de la montaña ¿sabéis ya cuál es esa roca que además es eterna?

Aún hay más. La montaña nos enseña a no juzgar, a recibir sobre nosotros la vida de tantos y tantos seres como quieran acercarse o pasar de largo, en silencio, con tranquilidad, sin criticar porque nos criticaríamos, conscientes de que lo que fue, ya no es, y lo que será, todavía no es. La montaña, la Naturaleza en general, vive el momento, es la práctica del aquí y ahora.

Para terminar quería traer a nuestro recuerdo la contestación de Jesús Niño a María y a José: “¿No sabéis que tengo que ocuparme de las cosas de mi padre celestial?” Cristo nunca renunció a esta vida, ni a su padre, ni a su madre, ni siquiera a sus sufrimientos. Pero siempre tuvo presente cuál era su roca.

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