HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

jueves, 20 de agosto de 2009

Receptividad


La posibilidad de experimentar que ofrece un viaje es posiblemente el origen de porqué hay tanta gente que le gusta hacer camino. Viajar, movernos de un sitio a otro, nos permite conocer nuevos mundos, formas de vida que nos resultan extrañas. Aún hoy día, a pesar de la televisión, las películas envasadas en DWD, los libros, etc., salir andando o tomar el tren, el coche, el barco, el avión o la modesta bicicleta provoca una cierta emoción.

Hay, no obstante y como en casi todas las cosas, una cierta perversión en la cuestión. No todo el mundo viaja por la misma razón. Si desestimamos aquellos que lo hacen por pura obligación, nos podemos encontrar personas que hacen como Vicente, van donde va la gente o como va la gente. Su máximo interés es poder contar a la vuelta que han estado en Cancún, por poner un caso. Incluso hay gente que se disfraza de turista y, cámara en ristre, sale a la captura de imágenes con las que luego aburrir a familiares y amigos. Estas buenas gentes han pervertido el hecho de viajar. Aun así tienen un beneficio: aumentan su conocimiento del entorno, aunque sin profundizar demasiado.

Por el contrario el viajero típico tiene ansia por conocer no solo los paisajes o las piedras muertas de los monumentos, sino que quieren asimilar la cultura, las costumbres, la forma de trabajar, las miserias y las grandezas de su gente, la historia de sus piedras, … todo. Es gente que va con los ojos muy abiertos, que habla con las gentes de los lugares que visita, que se dejan empapar de su forma de ser.

Es frecuente que nuestros chavales, alcanzada cierta edad, sean reticentes a dejar a sus amigos, sus juegos, su vida, en fin, en su aspecto más superficial y nos acompañen refunfuñando: “Pues son piedras iguales que las que hay en Sevilla”; “No hay quien comprenda a estos tíos. Hablan muy raro.”; “¡Qué comida más rara!” y un largo etcétera.

Pues bien, para el viaje que vamos a realizar, ese en el que muchos ya nos llevan delantera, no podemos adoptar esta última actitud. Tampoco podemos pervertir el objeto e iniciarlo porque estas cosas del espíritu están de moda. Es necesario iniciar el viaje con una actitud de integración en el Pueblo que vamos a visitar, pasar por Él sin alterar su natural devenir con nuestra presencia, … Nuestro objeto es dejarnos empapar por esa Inmensa Presencia de la que tenemos un pequeño y confuso recuerdo en nuestra cabeza. Encontraremos que, de esa forma, el Pueblo que vamos a buscar se nos entregará en justa correspondencia con nuestra receptividad.

En la próxima entrada del blog repasaremos nuestro equipaje.

Fr+ Fernando.

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