HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

martes, 4 de agosto de 2009

La mente que nos traiciona

Hace unos días la enfermedad se cebó en dos seres próximos a mí: un ser humano y un perro. La perra, cachorro todavía, se ahogaba por las mucosidades, no dormía, sufría, yo percibía su miedo y su angustia. Me levantaba a media noche, cuando no lo hacía mi mujer, y la cogía en brazos. Le acariciaba la garganta, la cabeza, y así conseguía que se tranquilizara y se durmiera, hasta que la tos la volvía a despertar. Conseguí que durmiera y descansara. El agradecimiento se reflejaba, al día siguiente, en las cabriolas con que me festejaba la perra.

La persona enferma, sin embargo, era estéril a mi presencia, mis palabras y mis atenciones, ¿por qué? ¿Por qué yo era capaz de tranquilizar a la perra y no al ser humano? Porque sus pensamientos iban más allá de lo que en ese momento le ocurría, porque solo se centraba en su cuerpo que ya no le obedecía como cuando era quinceañera, porque yo me empeñaba en transmitirle mi apoyo con mis palabras, con esas palabras que se engendran en nuestra mente y que son una defectuosa réplica de nuestro yo interior. Yo no podía esperar que la perra entendiera mis palabras, pero sí mis vibraciones vivíficas hechas caricias. Yo esperaba que mi semejante, aunque postrada por la enfermedad, percibiera la fuerza que intentaba transmitirle a través de mis palabras. Tremendo error.

Los psicólogos hablan mucho del poder de la mente, pero la mente es traidora y está supeditada a las constricciones del cuerpo. Sin embargo, en nuestro interior, impregnando cada una de nuestras células, hay algo que nos anima, que nos procura la vida. Ese algo fue lo que ayudó a la perra, porque elegí el canal adecuado y porque la perra no tenía el bloqueo de la mente.

Los primeros Apósteles imponían las manos para transmitir a los fieles su fuerza, la fuerza del Espíritu Santo. Lo que podía parecer mero teatro de los discípulos de Cristo tiene un significado mucho más profundo. La experiencia que os he narrado, aun distante en calidad, fuerza y divinidad de la apostólica, me ha ayudado a comprender. Me ha ayudado a reafirmarme en que somos más que cuerpo y mente, me ha ayudado a entender que “eso otro” que forma parte de nosotros tiene fuerza y que “eso otro” nos une, si sabemos utilizarlo, al resto de los seres, humanos o no. Espero que a vosotros también os sirva.

Fr+ Fernando

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