Hoy estaba tratando de inspirarme sobre la humildad y la hospitalidad. Navegaba por Internet a la deriva, cuando apareció un documento titulado “La Hospitalidad tiene rostro de Humildad”. Había entrado accidentalmente en la página WEB de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana (http://www.chcsa.org/) El documento empezaba así:
“La humildad es andar en verdad”, decía Santa Teresa.
Para poder acoger a los otros en actitud de hospitalidad hecha totalidad y acogida, es imprescindible poder acoger nuestra propia verdad
Una verdad compuesta por todo lo bueno y bello que somos en el fondo, pero también con nuestros límites y nuestras sombras.
Acogernos en verdad, supone, despojarnos de nuestras máscaras, inclinarnos hacia nosotras mismas y abrazar lo que somos humildemente.
Apoyarnos en nuestra humildad es avanzar en el conocimiento propio, y este conocimiento nos guiará en la práctica de la verdadera hospitalidad.
Abriéndonos a nuestro propio misterio, nos abrimos a la realidad de Dios que nos habita y ahí podemos saborear nuestra propia verdad que nos impulsa a vivir desde la humildad, es decir a experimentar el GOZO de ser nosotras mismas.
Solo la vivencia de una auténtica humildad nos permitirá vivir en VERDAD y permanecer en ella, porque la verdad nos compromete a vivir desde la coherencia, sin justificaciones infantiles y hundimientos inmaduros.
Francamente, es seguro que yo lo habría escrito peor, porque ellas han convertido estos pensamientos en algo cotidiano, algo a lo que yo no siempre llego. Sea como sea, solo quiero insistir en la importancia de la humildad para recibir a nuestro Dios quien, como dicen las Hermanas, ya “nos habita”. Gracias Hermanas.
Fr+ Fernando
viernes, 28 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Asi es Fernando.
ResponderEliminarEstoy leyendo asombrado a Santa Catalina de Siena, en su "Diálogo" y precisamente dice que el conocimiento de si, nos da la humildad para saber que solo Él Es.
Un saludo en Cristo!