Pensaba San Antonio que:
El hombre verdaderamente razonable tiene un solo deseo: creer en Dios y agradarle en todo En función de esto -y solamente de esto- formará su alma, de modo que sea del agrado de Dios, dándole gracias por el modo admirable con que su providencia gobierna todas las cosas, incluso los eventos fortuitos de la vida. Está, pues, fuera de lugar, agradecer a los médicos por la salud del cuerpo aun cuando nos suministran fármacos amargos y desagradables, y ser ingratos con respecto de Dios por las cosas que nos parecen penosas, sin reconocer que todo sucede de la forma debida, en nuestra ventaja, según su Providencia.
Puede parecer, y debemos evitar el equívoco, que a Dios tenemos que quererle por el egoísmo de desear vernos bien atendidos por Él. Antonio llama nuestra atención sobre el hecho tan admirable de como Dios gobierna todo, de forma que nada resulta ser casual. Antes de todo sentimiento de agradecimiento por ello que pudiera convertirse en egoísmo, hay que querer a Dios como, permítaseme la comparación, lo hacemos con nuestra pareja cuando estamos enamorados. El enamorado no racionaliza su amor: lo siente, lo vive, porque... ¡porque sí! Porque, como dice mi mujer, admira al ser amado. Claro que, en el amor terrenal esa admiración puede declinar si, como pasa con frecuencia, cada miembro de la pareja no mejora sus virtudes, aquellas que movieron a su pareja a admiración y entre las que la más importante es el espíritu de sacrificio y entrega al otro. Pero con Dios el enamorado no se desenamora. Dios es una inmensa fuente de admiración que cuanto más conocemos, más nos admira, nos embelesa, nos enamora. Dios es sencillamente irresistible. Así que terminemos con un poema de Santa Teresa, "El Corazón Enamorado":
Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario