Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.
¿Ya os habéis olvidado?
HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?
viernes, 10 de diciembre de 2010
Creer
(...) en el mundo no habían entendido que creer fuere otra cosa que vivir.
Swedenborg (El cielo y sus maravillas y el infireno de cosas vistas y oídas)
Nacido en Madrid, el 31 de Enero de 1957, y sevillano de adopción, es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid (promoción de 1981) y Diplomado en Alta Dirección de Empresas por el Instituto San Telmo de Sevilla (promoción del 2000).
Es miembro del Comité Nacional Español de Grandes Presas (Comité de Auscultación) y de la Sociedad Española de Túneles y Obras Subterráneas. Tiene diversas publicaciones técnicas especialmente en el área de presas. Es profesor colaborador de la Escuela Técnica de Ingenieros Técnicos Industriales de la Universidad de Sevilla y Jefe del Departamento de Presas y Conservación de Infraestructuras de Producción de la Empresas Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla. Y lo más importante: está casado con Pilar y tiene un hijo, Fernando.
Si Dios es alegre y joven
si es bueno y sabe sonreir
¿por qué rezar tan tristes?
¿Por qué vivir sin cantar ni reir?
Todas las flores y las estrellas
las cosas bellas
las hizo Dios
el temblor de una mirada
en una niña enamorada
la ternura de una madret
odo es sonrisa de Dios
Dios es alegre, Dios es alegre
Dios es alegre, Dios es amor
Si Dios busca mi alegria
si Dios me quiere hacer feliz
¿por qué callar mi canto
si es oracion mi cancion juvenil
El dio al arroyo su melodia
y al nuevo dia
un ruiseñor
Dios alegre Dios amigo
el Dios que siempre va conmigo
compartiendo mi esperanza
brindando vida y amor
Esto es HESICASMO
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?". Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. (Lucas 4,21-30)
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. (Salmos, 90, 17)
“Suprime las relaciones numerosas, si no quieres que tu espíritu divague y turbe tu soledad" (Evagrio el Pontico)
“Nunca participaré de una manifestación en contra de la guerra, si tienes una manifestación de paz, invítame.” (Madre Teresa)
“Que el alma practique la sobriedad, se aparte de las distracciones y renuncie a sus deseos; entonces el espíritu de Dios se aproximará a ella”. (Cronios)
Sobre la meditación en comunidad: "(...) es una verdadera carencia no estar vinculado a otros que comparten los mismos ideales y aspiraciones." (Madre Tessa Bielecki)
"El contemplativo no es un tipo especial de persona, sino que cada uno es -o debiera ser- un tipo especial de contemplativo" (Madre Tessa Bielecki)
"Ay de los sabios a sus propios ojos y que se tienen por prudentes" (Is. 5, 21)
> porque no alimenta el amor. Debes pues abandonar toda tu ciencia, y hacerte ignorante para ser sabio. Debes hacerte pobre para ser rico, y débil para ser fuerte." (Collander, T.; El Sendero de los ascetas; Edit. Monte Carmelo; Burgos (España); 2000)
"Da consejos al sabio y se hará más sabio" (Prov.9,9)
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: "Es un exaltado". (Marcos 3, 20-21)
¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. ¡Aleluya! (Salmo 117, 1-2)
Llega el tiempo en que los hombres enloquecerán y al ver a alguien que no esté loco se alzarán contra él y le dirán "estás loco", porque no es igual que ellos (San Antonio)
"Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz" (Preámbulo de la Constitución de la UNESCO)
Las palabras solo dicen lo que el que escucha entiende. (De todos)
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. (Mateo, 7)
Hesicasmo deriva de la palabra griega hesykia que significa quietud, silencio y paz interior.
Se trata de una práctica contemplativa que recorre las tres etapas de comunicación con Dios: Oración, Meditación y Contemplación.
No se trata de un invento moderno, ni de algo que se le haya ocurrido a alguien de la noche a la mañana. Se basa en el análisis de la vida de Jesús. Hay un episodio especialmente significativo para llegar al concepto del hesicasmo. Se trata de la asistencia de Jesús a la sinagoga de Nazaret. Jesús toma la palabra, expone su pensamiento y es mal recibido, mal entendido. El final del relato nos dice así: «Todos en la sinagoga se llenaron de cólera oyendo esto. Se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero él, pasando por en medio de ellos, se retiró» (Luc 4, 28-30). La última frase de este texto es la base del hesicasmo. El hesicasta, aquel que va a buscar vivir en la Paz del corazón, en la quietud, encuentra su modelo en la actitud de Cristo que, agredido, contestado, violentado, ha podido pasar a través de ese gentío, sin decir nada, sin mostrar ninguna agresividad porque tenía, evidentemente a la perfección, un corazón colmado de paz. Solo su corazón silencioso, bañado de hesiquia, era la respuesta a la agresividad del entorno.
2. Hesicasmo: Introducción histórica (1).
Históricamente hablando, el hesicasmo fue divulgado en el siglo IV por Evrágio Póntico. Aún hoy día se practica por los monjes del Monte Athos y siempre dentro de las Iglesias Cristianas Ortodoxas. Parece, sin embargo, que ya era practicado en el entorno del monte Sinaí, antes de las primeras invasiones turcas.
Evragio Póntico fue el primer teórico de la oración pura u oración continua como también se la llama. Sus discípulos, Diadoco de Foticé y Juan Clímaco realizaron una síntesis que dio en llamarse la oración de Jesús, por el continuo recurso de su nombre que se hace en su realización (“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten Misericordia de mí, pecador”)
Curiosamente, mientras esta oración permanente figura en la Regla de Vida de San Basilio (330 a 379 d.C.) y la de San Casiano, en torno al año 300, la recomienda, la de San Benito (principios del siglo VI), base de todas las órdenes religiosas de la Iglesia de Roma, la omite.
3. Hesicasmo: Introducción histórica (2)
Las invasiones árabes materializan un desentendimiento entre las Iglesias Cristianas, Romana y Ortodoxa, que culmina en 1054 con el cisma definitivo entre Roma y Bizancio. Así los contactos con Oriente se cortan para la Iglesia de Roma, mientras que la Ortodoxa continúa con ese intercambio que da frescor a los pensamientos.
Simeón el Nuevo Teólogo (942-1022) decía que la oración debía ser ininterrumpida, como la respiración y el ritmo cardiaco: “En donde está el cuerpo, decía, debe estar el intelecto... El hesicasta es un ser corporal que se esfuerza por hacer descender la inteligencia al corazón”.
Este mismo es el principio que reza en otras prácticas orientales, como el japa de los yoghis y el nembutsu de los budistas o, más próximo geográficamente, el Dirk de los sufíes. Pero no será hasta San Ignacio de Loyola que se considere en la espiritualidad cristiana occidental una “tercera oración por medio del ritmo”. A este respecto es interesante señalar que los Ejercicios Espirituales de San Ignacio son posteriores en seis años a la llegada de San Francisco Javier a la India ¿tuvo alguna relación?
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIV, con Gregorio Palamas, obispo de Salónica, que se estableció la base teológica de la oración pura. Así, al espiritualismo platónico que consideraba el cuerpo como la cárcel del alma, Palamas contrapone la idea bíblica del Tabernáculo: el cuerpo es el tabernáculo de aquella. Esta idea concuerda perfectamente con las enseñanzas de Jesús, no solo en relación con su propio cuerpo (Él sería capaz de destruir el Templo y reconstruirlo en tres días), sino el de cada uno de nosotros (habría que pensar si cuando, dirigiéndose a Pedro, le dijo “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” no aludía a la base real de la iglesia que es el templo que cada uno de nosotros es, más que al establecimiento de una estructura jerarquizada piramidal.)
Como tal tabernáculo, tras la encarnación, se pone de manifiesto la presencia del Espíritu Santo. Pues bien, el hesicasmo transforma esta potencia en acto. El corazón es un “lugar” divino y debemos poner el cuerpo a orar al unísono con el corazón. Podríamos utiliza una expresión alquímica para expresarlo: “A cada uno según su ley y su norma. Al cuerpo la temperancia, al alma la caridad, a la razón la sobriedad y al espíritu la oración”.
4. Hesicasmo: Teología (1)
Antes de proseguir con datos históricos, siempre interesantes para obtener una imagen correcta y actualizada de la realidad actual, debemos precisar la diferencia entre nuestros místicos occidentales y los orientales.
Palamas, el primer gran teólogo del hesicasmo, considera que Dios, trascendente e incomunicable para la razón (en tanto que No-Ser), puede ser conocido por el corazón (en tanto que Ser) en sus operaciones, en sus energías, en sus modos (Entiéndae la expresión modos” equivalente a la “gracia increada” de Santo Tomás. He aquí una clara diferencia entre Oriente y Occidente. En Occidente esta posibilidad es un accidente en el que cada uno participa sin saberlo, ajeno totalmente a su voluntad. Por el contrario, en Oriente es un suceso, un logro, intrínseco a la naturaleza salvada. Gracia y libertad no aparecen más como opuestos, sino como las dos caras de una misma realidad, de una sinergia que enlaza las dos voluntades, la divina y la humana Esto explica la serenidad, el desapego y la paz del verdadero hesicasta, que reúne los dos polos de toda espiritualidad, la interioridad y la trascendencia, la divinidad impersonal y el Dios personal, unión que ya explicara mucho antes Evagrio el Póntico “La visión de Dios no se realiza sino con la visión del Sí-Mismo”.
5. Hesicasmo V: Teología (2)
«Todos en la sinagoga se llenaron de cólera oyendo esto. Se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero él, pasando por en medio de ellos, se retiró» (Luc 4, 28-30)
Solamente una persona que lleva la paz en su corazón, la tranquilidad, el desapego, o sea la hesiquia, puede pasar a través del gentío agresivo. A partir de esta consideración y de la meditación sobre la manera de ser del Cristo durante su vida, los primeros cristianos buscaron alcanzar esta hesiquia, esta paz silenciosa, esta tranquilidad del corazón. El buscador de Dios debe obligatoriamente pasar por esta búsqueda de paz, de silencio, de abandono, que entraña otras virtudes. Este es el origen del hesicasmo, origen que, por lo demás, no difiere mucho del de otras disciplinas espirituales.
Por otro lado, recordemos que, según sus propias palabras, el Hijo es uno con el Padre. Por tanto la imitación de Cristo debe llevarnos a esa Unidad, también a nosotros. Pero recordemos que, según varios pasajes del Antiguo Testamento, difícilmente podemos encontrar a Dios en la agitación. Se nos dice que Dios no está en el vendaval, ni en la tormenta, ni en el terremoto, sino en el soplo ligero de la brisa (Reyes 19, 11-13). Dios no puede ser encontrado más que en el silencio, y es necesario que el hesicasta “parta hacia el desierto” o, de otra forma, que busque la soledad interior. Esto no debe llevarnos a confusión: cada uno puede vivir esta tradición hesicasta, si desea encontrar a Dios, sin necesidad de ser monje. Un laico puede ser un hesicasta y algunos de ellos han sido canonizados y reconocidos santos por la Iglesia.
6. Hesicasmo: Teología (3)
Si en los párrafos anteriores intuimos las ventajas de la hesiquia, ahora Cristo no invita a «Orar sin cesar» (Cf. Luc 18,1). Probablemente sea esta la indicación más clara que encontremos en la Biblia invitándonos a la oración continua. Sin embargo, tampoco es la única. Recordemos la respuesta que Cristo da a Marta, la hermana de Lázaro, cuando ésta se queja de que su hermana María, en vez de ayudarla en preparar la mesa para festejar la presencia de Jesús entre ellos, se ha sentado a escuchar las enseñanzas del Maestro: «Tu te mueves mucho, pero ella ha escogido la mejor parte» (Luc, 10, 38-42). ¿No tendremos en nuestro interior una Marta y una María y tendremos que elegir entre la acción y la atención?
Ya el propio Cristo nos advierte: «En vuestras oraciones, no machaquéis como los paganos: ellos se imaginan que hablando mucho se harán escuchar mejor» (Mt 6,7). Tan malo es no orar, como hablar continuamente a Dios para pedirle, pedirle y más pedirle. Cuando Dios nos dice que oremos sin cesar, nos invita a contemplarle, a desearle, a preparar su venida Eso es la oración. No es forzosamente una formulación exterior o un simple ritual cuyo sentido se perdió en la noche de los tiempos, sino que es sobre todo una actitud del corazón. Es necesario desear al Señor. Es en este deseo donde se instala esta oración perpetua. La oración de Jesús, la oración del corazón de la Ortodoxia Cristiana, nos ayuda en este sentido ya que está muy limpia de todo deseo material, de toda petición. Se vuelve, es verdad, un hábito, una llamada interior a la que nos es necesario responder.
7. Hesicasmo: Práctica (1)
Antes de seguir con el contenido teórico, es conveniente adoptar la actitud adecuada.
De entrada, debemos acudir a nuestra meditación sin prisas. Debe haber un tiempo determinado sin interrupciones. Un tiempo en el que solo estaremos nosotros. No es aconsejable iniciar nuestro tiempo de meditación sin límite, porque nos podemos engañar pensando que ya hemos estado mucho tiempo meditando.
El lugar de meditación tiene que ser adecuado al meditador, aunque siempre dentro de unas pautas generales. Adaptaremos el lugar elegido, según ciertas pautas. Así, debe buscarse el aislamiento, pero aislamiento no significa necesariamente soledad. Debe buscarse el silencio, pero ello no significa la ausencia total de sonidos. El ruido del agua relaja, pero una música estridente no permitiría la concentración, como tampoco lo haría una conversación. No conviene que la habitación esté a oscuras, sino que haya una suave penumbra.
8. Hesicasmo: Práctica (2)
Gregorio el Sinaíta (1255-1346), considerado el instaurador del hesicasmo y de la oración incesante en el monte Athos. Decía así: "Colócate en un asiento o incluso en un lecho, curva la espalda, inclina la cabeza sobre el pecho, recoge tu espíritu y enciérralo en tu corazón y fija toda tu atención. Repite entonces de una manera contínua, ya de viva voz, ya mentalmente, esta invocación: Señor Jesucristo ten piedad de mí. Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí. Vigila bien que el espíritu no se escape de tu corazón, evita cuidadosamente todo pensamiento extraño, aunque fuera noble y excelente, pues te distraería del pensamiento de Dios. Para ello retarda el ritmo de la respiración"
Es la primera vez que aparece una referencia clara a métodos psico-somáticos sobrepuestos a los esfuerzos tradicionales por conseuir la purificación del corazón, la lucha contra las pasiones y el recogimiento en Jesucristo.
Debemos llamar la atención sobre el hecho de que, igual que en las demás disciplinas místicas, religiosas, etc. cada maestro introduce su propia visión personal.
9. Hesicasmo: Práctica (3)
Si ya Gregorio el Sinaíta, advierte sobre la conveniencia de retardar el ritmo de la respiración, Nicodemo el Hagiorita va algo más allá. No se trata de reducir el ritmo, sino de contener la respiración hasta haber recitado la jaculatoria: “Dado que vuestro espíritu -el acto de vuestro espíritu - tiene por costumbre extenderse y dispersarse sobre los objetos sensibles y exteriores del mundo, es necesario que, al pronunciar esta santa oración, no respiréis continuamente como se acostumbra según la naturaleza. Retened un poco vuestra respiración hasta que vuestro verbo interior haya dicho una vez la oración. Entonces respirad, según la enseñanza de los Padres.”
Como podemos ver todo va encaminado a rechazar los pensamientos discursivos. Una nueva aportación es la utilización de un rosario de cuentas que aporta, por un lado, un medio de concentración ya que centraremos nuestra atención en aquél: en el acto de pasar una cuenta tras otra. No obstante, debemos evitar utilizar el rosario para contabilizar el número de veces que hayamos recitado la jaculatoria.
Por tanto, la secuencia debe ser:
1) Inspirar
2) Expirar,
3) Mantener la expiración mientras se recita la jaculatoria.
4) Iniciar la inspiración, pasando la cuenta del rosario.
La respiración debe ser diafragmática, no clavicular (esto es levantando los hombros).
10. Hesicasmo: Respiración, atención e invocación.
“El recuerdo y la invocación ininterrumpidos de Nuestro Señor Jesucristo producen en nuestro interior un estado divino, a condición de que no seamos negligentes en la constante oración a Cristo, en la sobriedad perseverante y en la obra de la vigilancia. En todo tiempo sea así como invoquemos a Jesucristo, Nuestro Señor, clamando con un corazón ardiente para entrar en comunión con su santo nombre, manteniéndolo como una chispa en nuestro corazón. Pues la constancia, en la virtud como en el vicio, engendra el hábito; y el hábito es como una segunda naturaleza” Y más adelante: “A la respiración de tu nariz une la atención (nepsis) y el nombre de Jesús” (Sobre la piedad y la oración. Hesiquio de Batos, s. VII-VIII)
11. Hesicasmo: Historia (3)
Históricamente podemos considerar dos fases: la llamada “sinaíta” y la “atonita”. La primera corresponde a la desarrollada en el ámbito del desierto del Sinaí, el escenario del deambular de los israelitas al salir de Egipto. La segunda se desarrolla en los monasterios del monte Athos.
Entre las figuras de la fase sinaíta podemos incluir:
- Doroteo de Gaza (siglos VI y VII)
- San Dositeo (discípulo del anterior)
- Filemón (mediados siglo VI)
- Crisóstomo (se piensa que es un seudónimo y tampoco se sabe la fecha exacta de su nacimiento y muerte)
- San Juan Clímaco (580-650)
- Hesiquio de Batos (siglos VII y VIII)
- Simeón, el nuevo teólogo (949-1022); higúmeno de Constantinopla
- Nicéforo el Hesicasta o el Solitario (siglos XIII y XIV) Algunos estudiosos modernos le atribuyen escritos que antes se pensaba habían sido elaborados por Simeón el Nuevo Teólogo.
Entre los autores de la fase atónita debemos citar:
- San Gregorio el Sinaíta (1255-1346)
- Máximo Kausokalybe, contemporáneo del anterior
- Gregorio Palamas (1296-1359). Arzobispo de Tesalónica y discípulo de Nicéforo el Hesicasta.
- Calixto II, Patriarca de Constantinopla
- Ignacio, junto con el anterior, monje del Monasterio de Xantopoulos en el siglo XIV.
12. Hesicasmo: Teología (4)
Uno de los discípulos de San Gregorio somete a la consideración de su maestro los argumentos de ciertos “profesionales de la cultura profana” en contra de la interiorización del espíritu sobre la que descansa el hesicasmo. La respuesta es extensa y muy razonada.
Nuestro cuerpo no tiene en si mismo nada de malo; es bueno por naturaleza; sólo existe algo dañino en él: el espíritu camal, el cuerpo prostituido al pecado. El mal no viene de la carne sino de aquel que la habita. El mal no consiste en que el espíritu habite en el cuerpo sino más bien en que la ley opuesta a la ley del espíritu se ejercite en nuestros miembros. He aquí por qué nos revelamos contra la ley del pecado y la expulsamos del cuerpo para introducir en él la autoridad del espíritu. Gracias a esta autoridad fijamos la ley, la naturaleza y el límite de su ejercicio a cada potencia del alma, a los sentidos y a los miembros del cuerpo; a cada uno lo debido: esta obra de la ley lleva el nombre de temperancia; a la parte apasionada del alma le procuramos el hábito excelente que es la caridad y, a la parte razonable, la mejoramos arrojando todo lo que se opone a la ascensión del espíritu hacia Dios: este aspecto de la ley se llama sobriedad. Aquel que purificó su cuerpo por la temperancia, aquel que por la caridad ha hecho de su ira y de su concupiscencia ocasiones para la virtud, aquel que ofrenda a Dios un espíritu purificado por la oración, adquiere y ve en sí mismo la gracia prometida a los corazones puros... «Llevamos este tesoro en vasos de barro» (cf. 2 Cor 4, 6-7); entended por ello nuestro cuerpo. ¿Cómo entonces, reteniendo nuestro espíritu en el interior de nuestro cuerpo, faltaríamos a la sublime nobleza del espíritu?
Nuestra alma es una esencia provista de potencias múltiples, tiene como órgano el cuerpo que anima. Su potencia -el espíritu, como lo llamamos - opera por medio de ciertos órganos. Ahora bien, ¿quién supuso jamás que el espíritu pueda residir en las uñas, los párpados, las narices o los labios? Todo el mundo está acorde en ubicarlo dentro de nosotros. Las opiniones divergen cuando se trata de designar el órgano interior. Los unos colocan el espíritu en el cerebro, como en una especie de acrópolis; otros le atribuyen la región central del corazón, aquella que es pura de todo soplo animal. En cuanto a nosotros, sabemos a ciencia cierta que nuestra alma razonable no está dentro de nosotros como estaría en un recipiente -puesto que es incorporal- pero tampoco fuera -puesto que está unida al cuerpo-, sino que está en el corazón como en su órgano.
Nosotros no lo sabemos por un hombre, sino por aquel que se hizo hombre: «No contamina al hombre lo que entra en la boca, sino lo que sale de la boca... lo que sale de la boca procede del corazón y eso es lo que mancha al hombre» (cf. Mt 15, 11 19). Y el gran Macario dice igualmente: «El corazón preside todo el organismo. Cuando la gracia se ha apoderado de las praderas del corazón, reina sobre todos los pensamientos y sobre todos los miembros. Pues es allí donde se encuentran el espíritu y todos los pensamientos del alma». Nuestro corazón es, entonces, el asiento de la razón y su principal órgano corporal. Si queremos aplicarnos a vigilar y enderezar nuestra razón, por medio de una atenta sobriedad, qué mejor manera de vigilarla que reunir nuestro espíritu disperso en lo exterior por las sensaciones, reconducirlo dentro de nosotros hasta ese mismo corazón que es asiento de los pensamientos. Por ello Macario prosigue un poco más abajo: «Esto es lo que hace falta considerar para ver si la gracia ha grabado las leyes del Espíritu». ¿Dónde? En el órgano director, el trono de la gracia, allí donde se encuentran el espíritu y todos los pensamientos del alma, en resumen, en el corazón. Tú puedes medir ahora la necesidad de aquellos que han resuelto vigilarse en la quietud, reunir, recluir su espíritu en su cuerpo y que nosotros llamamos corazón...
Si «el reino de los cielos está dentro de nosotros» (Lc 17, 21), ¿cómo no habría de excluirse de ese reino aquel que deliberadamente se dedica a hacer salir su espíritu? «El corazón recto, dice Salomón, busca el sentido» (Prov 27, 21), ese que en otro lugar llama «espiritual y divino» (Prov 2, 5) y del que los Padres nos dicen: «El espíritu enteramente espiritual está envuelto con una sensibilidad espiritual, no cesemos de perseguir ese sentido, a la vez en nosotros y fuera de nosotros»
Puedes ver que si uno quiere alzarse contra el pecado, adquirir la virtud y la recompensa del combate virtuoso, más exactamente la prenda de esta recompensa, el sentimiento espiritual, es necesario recoger el espíritu en el interior del cuerpo y de sí mismo. Querer hacer salir al espíritu, no digo del pensamiento camal sino del mismo cuerpo, para ir más allá, es la cumbre del error griego (= pagano)... Pero nosotros reenviamos el espíritu, no solamente hacia el cuerpo y el corazón, sino hacia sí mismo. Aquellos que dicen que el espíritu no está separado sino unido, pueden reprochamos:
¿Cómo se podría hacer entrar el espíritu? Ignoran que la esencia es diferente. Ellos ignoran que la esencia del espíritu es una cosa, y que su acto (energía) es otra. En verdad, ellos no están engañados, sino que, deliberadamente y al abrigo de un equívoco, se alinean entre los impostores... No se les escapa que el espíritu no es como el ojo que ve a los objetos sin verse a sí mismo. El espíritu cumple los actos exteriores de su función según un movimiento longitudinal, como dice Dionisio, pero también retoma a sí mismo y opera en si mismo su acto cuando se contempla; es lo que Dionisio llama movimiento circular. Es el acto más excelente, el acto propio, si lo hay, del espíritu. Por este acto en ciertos momentos él se transciende para unirse a Dios (Noms divins, cap. 4).
«El espíritu, dice san Basilio, que no se expande hacia fuera, retorna a sí mismo y se eleva por sí mismo a Dios por un camino seguro». Dionisio, el infalible guía del mundo espiritual, nos dice que ese movimiento del espíritu sólo podría engañar. El padre del error y de la mentira, que jamás cesó de querer descarriar al hombre... acaba de encontrar cómplices en ciertos individuos que componen tratados en este sentido y persuaden, incluso a aquellos que han abrazado la vida superior de la quietud, de que es mejor, durante la oración, mantener el espíritu fuera del cuerpo. Y esto a despecho de la definición de Juan en su Escala celestial: «El hesicasta es aquel que se esfuerza por circunscribir lo incorporal en el cuerpo». Nuestros padres espirituales nos han enseñado todos la misma cosa...
Considera, hermano mío, que la razón se agrega a las consideraciones espirituales para mostrar la necesidad - cuando se aspira verdaderamente a convertirse en monje según el hombre interior- de introducir y mantener el espíritu en el interior del cuerpo. Esto significa que es correcto invitar, especialmente a los principiantes, a observarse a sí mismos y a introducir su espíritu en sí mismos al mismo tiempo que el soplo. ¿Qué espíritu sensato alejaría a aquel que todavía no ha llegado a contemplarse del empleo de ciertos procedimientos para hacer retornar su espíritu hacia sí? Es un hecho que, en aquellos que acaban de descender a la lid, el espíritu todavía no está reunido y se escapa; por su bien es necesario poner la misma obstinación en volver a traerlo. Siendo novicios todavía, ignoran que nada en el mundo es más reacio al examen de sí mismo, ni más dispuesto a dispersarse. He aquí por qué algunos recomiendan controlar las idas y venidas del soplo, reteniéndolo para contener al espíritu. Esperamos que, con la ayuda de Dios, realicen progresos, logren purificar el espíritu, le impidan salir al mundo exterior y puedan recogerlo perfectamente en una concentración unificadora.
Cualquiera puede constatar que ese es un efecto espontáneo de la atención del espíritu; el ir y venir del soplo se hace más lento en todo acto de reflexión intensa. Esto sucede particularmente en aquellos que practican la quietud del espíritu y del cuerpo. Ellos celebran verdaderamente el sabbat espiritual: suspenden todas las obras personales; suprimen, en lo posible, la actividad móvil y cambiante, descuidada y múltiple, de las potencias cognoscitivas del alma al mismo tiempo que toda la actividad de los sentidos; en resumen, detienen toda actividad corporal que depende de su voluntad. En cuanto a aquellas que no dependen enteramente de ellos, tales como la respiración, la reducen en la medida de lo posible. Esos efectos, surgen, espontáneamente y sin pensar, en todos los que están avanzados en la práctica hesicasta; se producen necesariamente y por sí mismos en el alma perfectamente introvertida.
Entre los principiantes, eso no sucede si no es mediante el esfuerzo. Hagamos una comparación: La paciencia es un fruto de la caridad; «la caridad todo lo tolera» (1 Cor 13, 7). Ahora bien, ¿no se nos enseña a emplear todos los medios para obtener y llegar a la caridad? El caso es el mismo aquí. Todos aquellos que tienen experiencia se ríen de las objeciones de la inexperiencia; su medio no es el discurso sino el esfuerzo y la experiencia que él engendra, la experiencia que produce un fruto útil y descubre los propósitos estériles de los que disputan de mala fe.
Un gran doctor escribió que «después de la transgresión, el hombre interior se modela según las formas exteriores». Aquel que quiere introvertir su espíritu e imponerle, a cambio del movimiento longitudinal, el movimiento circular e inefable, en lugar de pasear su mirada de aquí para allá, obtendrá mayor provecho concentrándola en su pecho o en su ombligo. Curvado, imita exteriormente el movimiento interior de su espíritu y, por esta actitud del cuerpo, introduce en su corazón la potencia del espíritu al que la vista vuelca hacia fuera. Si es verdad que la potencia de la bestia interior tiene su asiento en la región del ombligo y del vientre, donde la ley del pecado ejerce su imperio y le proporciona alimento, ¿por qué no emplazar allí, precisamente, todo el ejército de la oración, para oponérsele? Para impedir que el espíritu malvado, expulsado por el baño de regeneración, retorne con siete espíritus aún más malvados a instalarse por segunda vez y que la nueva situación sea peor que la primera (cf. Lc 11, 26). «Toma cuidado de ti», dijo Moisés (Dt 15, 9), de ti, íntegramente y no de esto o de aquello. ¿Cómo? ¡Por el espíritu! No existe otro medio de tomar cuidado de sí. Coloca esta guardia ante tu alma y tu cuerpo, él te librará fácilmente de las malas pasiones del alma y del cuerpo... No dejes sin vigilancia ninguna parte de tu alma ni de tu cuerpo, así franquearás la zona de las tentaciones inferiores y te presentarás ante aquel que «escruta los riñones y los corazones», pues tú los habrás escrutado por ti mismo de antemano. «Si nos examinásemos a nosotros mismos no seriamos condenados» (1 Cor 11, 31). Tú compartirás la bienaventurada experiencia de David: «Mas la tiniebla no es tiniebla para ti, ante ti brilla la noche como el día. Porque tú me formaste en las entrañas, me tejiste en el vientre de mi madre» (Sal 138, 12). Tú no solamente has hecho tuya la parte concupiscible de mi alma, sino que, si quedaba dentro de mi cuerpo algún foco de ese deseo, lo has reunido a su origen y, por la fuerza misma de ese deseo, se ha elevado hacia ti, se ha ligado a ti. Aquellos que se atan a los placeres sensibles de la corrupción, consumen en la carne toda la potencia del deseo de su alma y se convierten así enteramente en carne. El Espíritu no podría permanecer en ellos. Por el contrario, aquellos que elevaron su espíritu a Dios, establecieron su alma en el amor de Dios; su carne transformada comparte el crecimiento del espíritu y se une a él en la comunión divina. Se convierte, ella también, en el dominio y la casa de Dios; ella no alberga enemistad ni desea nada contra el espíritu. La carne no es buena, nos dice el apóstol, en tanto que en ella no habite la ley de la vida. Mayor razón para no dejarla jamás sin vigilancia. ¿Cómo nos pertenecerá? ¿Cómo impediremos su acceso al enemigo - sobre todo nosotros, que aún no poseemos la ciencia espiritual requerida para rechazar los espíritus del mal-, si no es dirigiendo nuestra acción a través de una actitud exterior? …Los más perfectos utilizan esa actitud en la oración y logran así la benevolencia de Dios. Y esto no sólo entre aquellos que siguieron a la venida de Cristo entre nosotros, sino también entre los que lo precedieron. Elías mismo, consumido en la teopatía (término introducido por Biedma y equivalente a mística; podría traducirse por “simpatía por Dios”), apoya su cabeza sobre las rodillas, reúne animosamente su espíritu en sí mismo y en Dios y así pone fin a una sequía de varios años.
Aquellos cuyos propósitos me recuerdas con tu pregunta parecen compartir el mal del fariseo... desdeñan la actitud de la oración justificada del publicano y exhortan a los demás a no imitarlo en ella. «No se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo» dice el Señor (Lc 18, 13). Lo imitan, por el contrario, aquellos que, orando, aplican sus ojos sobre ellos mismos. Quienes se refieren a ellos dándoles el sobrenombre de omphalópsicos (los que colocan su alma en el ombligo) calumnian a sus adversarios -¿de entre ellos, alguno colocó jamás el alma en el ombligo?-, se comportan además como detractores de prácticas que merecen alabanzas y no como esclarecedores de equivocaciones. No es la causa de la vida hesicasta y de la verdad lo que los impulsa a escribir, es la vanidad. No es su deseo el introducir sobriedad, sino el alejarla. Por todos los medios tratan de perjudicar a la obra y a aquellos que se dedican a ella con celo. Podrían también tratar de koliópsico al que dijo: «Mi vientre (kolia) se estremece como un arpa...» (Is 16, 11) y envolver en la misma calumnia a quienes representan, nombran y persiguen las realidades invisibles por medio de símbolos corporales...
Tú conoces la vida de Simeón el Nuevo Teólogo, sus escritos, y a Nicéforo el Hagiorita... que enseñan claramente a los principiantes aquello que, según me dices, otros combaten. ¿Pero, para qué limitamos a los santos del pasado? Hombres que han dado testimonio del poder del Espíritu santo, nos enseñaron todo esto por su propia boca: Teolepto, obispo de Filadelfia, Atanasio el Patriarca (fin del siglo XIII, comienzos del XIV). Tú los escuchas, a ellos y a otros, antes que ellos y después de ellos, invitando a conservar esa tradición que nuestros nuevos maestros en hesicasmo (...) se dedican a despreciar, a deformar y arruinar, sin beneficio para sus oyentes. Nosotros mismos hemos vivido con algunos de los santos más altamente considerados: fueron nuestros maestros. ¿Cómo, entonces, desdeñaríamos a quienes la experiencia, unida a la gracia, ha formado, para alinearnos detrás de los que no tienen otro título para enseñamos que su orgullo?
Huye de esas gentes y repítete sabiamente a ti mismo, como David: «Bendice a Yahvé, alma mía y bendiga todo mi ser su santo nombre» (Sal 103, 1). Escucha dócilmente a los Padres, escúchalos aconsejarte acerca de los medios para hacer reentrar al espíritu.
13. Hesicasmo: Teología (5)
“El Verbo de Dios se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del Hombre: para que el hombre, uniéndose al Verbo y recibiendo así la filiación adoptiva, llegue a ser hijo de Dios”
(IRENEO DE LYON, Contra las herejías, libro III, 19, 1 (SC 211, París, 1974, p. 374))
14. Hesicasmo: Teología (6)
San Pablo a los Tesalonicenses 1 5,16-24.
Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno. Cuídense del mal en todas sus formas. Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser - espíritu, alma y cuerpo - hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará.
San Gregorio el Sinaita
Nació en 1255, en Clarzomene, actual Turquía.
Inició su vida monástica en un monasterio de Clarzomene, pasó luego a Laodicéia y a Chipre, pero quería llevar una vida de oración muchi más profunda y constante. Por lo que se desplazó al monasterio del Monte Sinaí. De aquí le viene el sobrenombre. Aquí aprendió la oración a Jesús y profundizó en ella con el anacoreta Arsenio en Creta.
De aquí se marchó al Montes Athos, el monasterio más célebre por su austeridad de vida y su entrega total a Dios. Es considerado en restaurador del hesicasmo y de la oración continua en Ahos.
Comprendió entonces- cosa bella e interesante – que el fin de la oración es hacer brotar en la conciencia la gracia bautismal, olvidada por los afanes de la vida.
Su biógrafo dice que no había en toda la montaña muchos monjes que disfrutaran como él de la hermosura de la oración interior. Se ve que entonces como ahora se cumple con Dios pero no se disfruta de él.
Como quien ha encontrado un tesoro, se quedó todo el resto de su vida en aquel sitio disfrutando como un enano.
Cuando los piratas turcos lo echaron del monte Atos, continuó su aprendizaje en un pueblo cercano a la frontera de Bulgaria, Parorea.
Su misión fue extender este placer de la oración interior por todas partes, sobre todo a los seglares.
Murió en el año el 27 de Noviembre de 1346.
San Gregorio Palamas
- 1296 Nace en una familia aristocrática de Asia Menor y es educado en la corte del emperador Andrónico II Paleólogo.
- 1316 Monje en Monte Athos
- 1326 es ordenado sacerdote en Tesalónica, donde anima un círculo de espiritualidad hesicasta,
- 1335 a 1336 es abad del monasterio athonita de S. Sabas, que entonces contaba con cerca de 200 monjes.
- 1340 se compromete en la lucha contra el filósofo humanista Barlaam de Calabria que desacreditaba con sus ataques tanto el método psico-somático de la oración mental (tachada por él de «onfalo-psiquia») como el realismo místico del conocimiento sobrenatural en la tradición oriental,
- 1340-41, una declaración solemne, compuesta por Palamas y firmada por todos los higumenos athonitas, el Tomo Hagiorético, justifica la doctrina de Palamas y condena la enseñanza de Barlaam. Esta condenación es confirmada por dos concilios reunidos en Constantinopla en 1341.
- 1342. Durante la guerra civil entre el Gran Doméstico Juan Cantacuzeno y la regente Ana de Saboya (1341-1347), Palamas es encarcelado e incluso excomulgado por hereje por el patriarca Juan Calecas.
- 1347. La subida al trono imperial de Juan Cantacuzeno consagra la rehabilitación de Palamas. El mismo año es consagrado arzobispo de Tesalónica.
- 1351 un concilio condena a los adversarios de Palamas. el monje Gregorio Akindynos y el filósofo e historiador Nicéforo Grégoras, y aprueba definitivamente la doctrina espiritual de Palamas.
- 1354. Se rebela contra las injusticias sociales y predica la pobreza evangélica. En un viaje a Constantinopla cae preso de los turcos.
- 1355. Después de su liberación, en 1355, toma parte en una discusión pública en Constantinopla con Nicéforo Grégoras en presencia del legado pontificio Pablo de Esmirna.
- 1359 Palamas muere en Tesalónica el 14 noviembre.
- 1369 es canonizado por su amigo el patriarca Filoteo y el sínodo permanente de Constantinopla..
Evagrio Póntico
· Nace en el Ponto (Asia Menor), hacia el 345.
· Fueron sus maestros S. Basilio y más aún S. Gregorio Nacianceno, que le ordenó diácono y con quien colaboró en Constantinopla (379-391)
· Podemos considerarlo como el creador del primer sistema concluso de espiritualidad cristiana.
· En Jerusalém estuvo adscrito al círculo monástico de Rufino y Melania.
· Finalmente se instaló en Egipto, viviendo en estrecha conexión con monjes que, como Rufino y Melania, eran entusiastas lectores de Orígenes.
· Trabajó de copista, fue autor de numerosas obras (Rerum monachalium rationes, De octo spiritibus malitiae, De diversis malignis cogitationibus, De oratione, Képhalaia gnóstica, Antirrhetikos, Gnostikós, etc. Sin embargo, muchas de sus obras se perdieron por la condena que sufrió por su proximidad a las ideas origenistas que sentaban la pre-existencia del alma y la apocatástasis (Retorno de todas las cosas o de cualquiera de ellas a su primitivo punto de partida).
· Murió en torno al 399.
San Serafín de Sarov
- San Serafín de Sarov está considerado en Rusia como el San Francisco de Asís ortodoxo del siglo XIX.
- Ingresó en un convento,el "desierto de Sarov", el día 21 de Noviembre de 1778, fiesta de la Presentación en el Templo.Contaba 19 años.
- Un 20 de Noviembre, de 1794, exactamente dieciséis años después de su entrada en el convento, cuando salió para vivir su vida eremítica, tenía 35 años.
- El padre Serafín experimentó esta vida de la que diría más adelante: "Los que viven en los monasterios, luchan con los enemigos del género humano como contra palomas; los anacoretas, como contra los leones y los leopardos". El bosque que sirvió de "desierto" al padre Serafín era inmenso y sombrío. Una modesta choza, situada en la orilla escarpada del río, a unos seis kilómetros del monasterio, le servía de ermita.
- A un lado un icono, una olla en otro, un taburete de madera para sentarse; eso era todo. Aquel espacio fue bautizado con el nombre de "Monte Athos".
- Seguía la Regla de San Pacomio. Se levantaba a media noche y rezaba todos los oficios. Además cultivaba su huerta, aunque su comida era sumamente frugal. Hacía una única comida al día: berza y avena seca. Entre oficios, practicaba la oración continua.
- Un año y nueve meses antes de morir, Serafín tuvo la dicha de recibir la visión, por última vez, de la Theotokos (Θεοτόκος: la que dio a luz a Dios). Fue el 25 de marzo de 1831, día de la Anunciación, al amanecer...
San Serafín de Sarov
San Serafín de Sarov
San Ammonás
· Se sabe que AMMONAS vivió en el siglo IV, pero se desconoce la fecha exacta del nacimiento.
· Su fiesta se celebra el 26 de enero en la Iglesia Ortodoxa Griega
· Estuvo 14 años de vida monástica en Scetes,
· Fue discípulo de san Antonio y sucesor suyo (356) en Pispir, a la orilla derecha del Nilo, al frente de un grupo de anacoretas,
· Atanasio lo consagro obispo de una pequeña localidad desconocida, con responsabilidad más pastoral que jurídica sobre los monjes
· Murió con seguridad antes del 396, ya que la Historia monachorum in Aegypto cita a su sucesor Pityrion (XV, 2) para esa fecha.
· Se le atribuyen once apotegmas de los que los números 1, 3, 4, 9 y 11 lo son con seguridad. Se cree que son también auténticos los 8 y 10. Por el contrario, el número 2 no se le puede atribuir con seguridad.Menos difundidas, pero de gran importancia, son las 14 cartas que atestiguan una versión siríaca del siglo VI (PO X, 6), algunas de las cuales existen también en georgiano, en griego (PO XI, 4), en una corrección árabe (PG 40, 1019-1066) y en armenio. Atestiguan un período muy arcaico del monaquismo, con sus citas de apócrifos judeo-cristianos (Ascensión de Isaías, Testamentos de los doce patriarcas) y su insistencia en la experiencia del Espíritu santo" (Cfr. Diccionario Patrístico I, 101).
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