En nuestro recorrido por los textos de Evagrio, nos encontramos esta hermosa parábola.
“El Señor ha confiado los conceptos de este siglo al hombre, como las ovejas a un buen pastor. Escrito está: A cada hombre ha puesto un concepto en su corazón, y ha unido a él, a modo de ayuda, la concupiscencia y la ira. Por medio de la ira debe poner en fuga a los pensamientos de los lobos y, mediante la concupiscencia, debe amar a las ovejas, aun cuando se encuentre acorralado por las lluvias y los vientos. A todo esto el Señor ha agregado también la ley, para que alimente a las ovejas; y un lugar verde, agua que reconforta, y el salterio, la cítara, la vara y el bastón. Y así de este rebaño el pastor obtendrá su nutrición, se vestirá y recogerá el heno de los montes. Se ha dicho: ¿Cuál es el pastor que apacienta el ganado y no se nutre de su leche? (1 Co 9:7). Deberá el solitario custodiar de día y de noche su rebaño para que no sea devorado por las fieras o caiga en manos de los ladrones. Pero si en un lugar selvático algo parecido sucediera, en seguida deberá éste arrancar la presa de la boca del león o del oso. Por ejemplo, el concepto de hermano es devorado por nosotros si lo alimentamos con vil concupiscencia; el del dinero y el del oro, si lo albergamos unido a la avidez; y así en todo lo que se refiere a los pensamientos relativos a los santos carismas, si los alimentamos en nuestra mente junto a la vanagloria. Del mismo modo sucede respecto a todos los otros conceptos, si se tornan presa de las pasiones. Y no alcanza con velar durante el día, debemos estar vigilantes también de noche. Puede suceder que perdamos lo que es nuestro, aun con fantasías turbias o malvadas. Vean lo que dice San Jacob: No te he traído ovejas devoradas por las fieras: he resarcido los hurtos del día y de la noche, Y fui devorado por el calor del día y por el hielo de la noche. El sueño se alejó de mis ojos (Gn 31:39 y ss)”
Es la Parábola del Buen Pastor pero aplicada a nosotros. En las primeras líneas considera al hombre como el buen pastor, no de ovejas, sino de conceptos. Pero ¿a qué se refiere con el término “concepto”? Con el diccionario en la mano, deberíamos asimilarlo a “idea” o “pensamiento”. Que lleguemos a ser capaces de expresarlo en palabras es superfluo. Lo importante es que, según Evagrio, Dios ha depositado en nuestro corazón las ideas de este mundo y esas ideas, pensamientos o conceptos, convertidas ahora en ovejas, han de ser cuidadas por el hombre, alimentadas en prados verdes. Pero no se trata de una simple metáfora, sino que es portadora de un importante mensaje. En las ideas de este mundo, pertenecientes, aparentemente en exclusiva, a él, reside el “pan nuestro de cada día”. El cuidado y análisis de esas ideas expresadas en palabras es lo que ha de darnos la vida: ahí reside nuestro sustento. Si cuidamos primorosamente el rebaño de conceptos, si lo estudiamos, si penetramos en su significado y no nos dejamos arrastrar por la componente exclusivamente mundana de esos mismos conceptos, habremos conseguido entender el mensaje divino, la razón de ser de nuestra existencia. Y aún nos pone algún ejemplo: el concepto “hermano”. Se trata de una idea muy simple, hijo del mismo padre (entiéndase como mismo origen y no como atribución exclusiva al miembro varón de la pareja) y, sin embargo, el proceso de degeneración de este concepto, que podríamos concretar como concupiscencia, nos puede hacer ver al hermano como alivio en nuestro trabajo (esclavo), como medio de procurarnos placer, etc. En cualquiera de esas desviaciones, estaremos perdiendo la oportunidad de integrarnos en la Unidad, de ver el Mundo como es y no como nuestra mente, mundana ella, nos hace ver.
Sobre como ejercer de buenos pastores, la metáfora es completa y explícita: ¿qué hace el buen pastor? Pues cuidar de sus ovejas, día y noche; en vigilia permanente. Es curioso que Evagrio utilice la misma parábola que Cristo se aplicó a sí mismo (Yo soy el Buen Pastor). La diferencia radica aparentemente en que Cristo da a entender que las ovejas somos los hombres que Él viene a salvar y Evagrio “solo” habla de conceptos, ¿solo? La diferencia es tan solo de grado. Nosotros, los hombres, estamos luchando por asimilar los conceptos. Cristo los tiene tan asumidos que los materializa. Los hombres son realmente sus hermanos, no hay diferencia entre ambos. Mientras que para los hombres se trata de interiorizar, de asumir, y no solo formalmente, el concepto de hermano en su más prístina pureza.
¡Paz y bien!
sábado, 25 de septiembre de 2010
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hola fernando, me gusto mucho la explicacion de este texto, pero tengo algunas dudas, la parte donde dice "mediante la concupiscencia, debe amar a las ovejas" no me queda claro como entra el concepto de concupiscencia...podrias ayudarme
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