HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

lunes, 2 de agosto de 2010

¡Señor, sálvame!

De la lectura de hoy, Mateo 14,22-36, interesa destacar algunas frases.


"(...) Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. (...)  "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?". (...)"

La primera está muy ligada a la práctica hesicasta. La oración es una forma de comunicación con Dios ÍNTIMA Y PERSONAL que, hermoso simbolismo, requiere un ascenso previo de nuestra persona, con todo lo que conlleva de esfuerzo y disciplina. Eso se nos pretende indicar con la frase "subió a la montaña". No obstante, esa intimidad a que nos hemos referido no es opuesta a otras formas de oración colectiva complementarias de ella y muy necesarias o de compartir físicamente un espacio. En este último caso, sin necesidad de contacto físico de ningún tipo, se producirá una comunión espiritual intensa suma de las vivencias interiores de cada uno.

En la segunda Jesús nos descubre nuestra propia personalidad. Somos capaces de hacer lo que Él mismo hace, pero no nos lo creemos. Una indicación suya es suficiente para desarrollar esa potencia, si por nosotros mismos no fueramos capaces. Tanto en un caso como en el otro, es habitual que nos falle la confianza en nuestra capacidad e incluso que dudemos de ser merecedores de Su atención. Entonces siempre tendremos el recurso de gritar "Señor, sálvame"

¡¡Que Dios sea con todos nosotros!!

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