HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

sábado, 23 de enero de 2010

Carta quinta de San Antonio (A)


Esta quinta carta de San Antonio constituye un completo desarrollo del proceso salvífico de Dios Padre por Cristo. Empieza recordándonos la segunda Carta a los Corintios: “Incluso si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no es así: porque en Cristo hay una creación nueva.”
Nos recuerda, en primer lugar, nuestra situación original. Así asegura que “(…) a consecuencia de nuestros innumerables pecados, (…), se ha enfriado la Ley de la Promesa y se han embotado las facultades de nuestras almas. Por la muerte en que estamos precipitados se nos ha hecho imposible tener cuidado de nuestro verdadero título de gloria: nuestra naturaleza espiritual.”
En esta funesta situación en la que “(…) no teníamos la menor noción de virtud. Pero Dios, nuestro Padre, contemplando nuestra debilidad, (…) quiso, por su bondad visitar a sus criaturas mediante el ministerio de los santos.” Esto es, Antonio expone claramente como el proceso de salvación se origina en Dios. Nuestra doble condición divina y humana está difuminada en este mundo, pero, aun así, tenemos a nuestra disposición todos los poderes de Dios, quien “(…) no nos ha dado lo que merecían nuestros pecados. Su bondad es tan grande que ha querido que el mismo sol se ponga a nuestro servicio (…) para apoyo físico de un ser al que su propia debilidad condenará a perecer. Sin hablar de sus otros poderes, ocultos, pero también a disposición nuestra sin que podamos verlos con los ojos corporales.”
Y en todo esto ¿qué papel jugamos o podemos jugar nosotros? La respuesta es muy simple: “Por nuestra parte dispongámonos ahora a ir hacia nuestro Creador por el camino de la pureza.” Solo eso: tomemos la determinación de ir al encuentro de Dios. Se nos ha venido mostrando a lo largo de siglos de historia como la salvación no puede llegarnos de los patriarcas, de los santos, de Moisés o de Juan el Bautista, solo el poder ejemplarizante del sacrificio de Cristo, nuestra imitación, puede salvarnos. Pero, podemos preguntarnos ¿cuál es el objeto de todo esto? “¿Qué le devolveremos el día del juicio?” La respuesta es doble, algo insulsa al principio, “la restauración de nuestro espíritu caído”, para terminar de una forma profunda, reveladora, de gran alcance: “y enseñarnos que somos miembros unos de otros.” Esto es, no es que formemos parte de un todo, es que somos al mismo tiempo parte y totalidad. No nos diferenciamos de nuestros hermanos, no somos ni mejores ni peores que los demás, somos los demás. Pero, si somos uno con los demás ¿no seremos uno con el mismo Dios? ¿No será esa nuestra verdadera, pero oculta realidad? ¿No será esa la verdadera salvación que Dios busca para nosotros: tomar consciencia de los que somos?
A continuación expone el proceso de salvación en torno a la venida de Cristo a lo que, curiosamente llama “la economía establecida por la venida de Jesús a este mundo, (…)”. O sea que considera la venida de Cristo como el mejor y más rápido método para conseguir nuestra salvación. Lo desarrolla como sigue:
1. Partimos de un estado de malicia, de desorden y de inestabilidad.
2. A partir de dicho estado inicial, la venida de Cristo fue “para algunos escándalo, para otros beneficio, para algunos sabiduría y poder, para otros también resurrección y vida.”
3. A esta venida de Cristo la llama “el juicio del mundo entero.”
4. Reitera, una vez más, como nos salva la venida de Cristo, no por el simple hecho de su venida, sino porque Él se revistió de nuestras mismas limitaciones (pecados) y frente a nuestro habitual abandono a nuestra propia voluntad, Cristo opone su humildad haciéndose siervo.
5. Solo queda que hagamos nuestra esta liberación, lo “nos hará un día discípulos de Jesús, por quien entraremos en la herencia divina.”
6. Se trata de una herencia invisible, incomprensible diría yo, a los ojos humanos, pero que en modo alguno a superior al hombre, sino que forma parte de él y lo corona poniendo de manifiesto su propia naturaleza.
7. Nos avisa de un primer peligro utilizando las palabras de San Pablo: “Profesan seguir a Dios, más con sus obras niegan su poder”
8. Y termina con otro peligro importante: “Los enemigos de la santidad piensan incesantemente en atacar a quienes de verdad lo desean. (…) el hombre carnal persigue siempre al espiritual y quien quiere vivir piadosamente la vida de Cristo, sufrirá persecución.”
Podríamos seguir dando vueltas a este tema, ponerlo del derecho y del revés, para terminar descubriendo lo mismo que San Antonio: “Pocas palabras bastan para consolarnos. Cuando el espíritu las ha aprendido ya no necesita de las palabras, con frecuencia de doble sentido, de nuestra boca.”

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