HESICASMO

Bienvenidos. Este es un blog dedicado a la espiritualidad y, en especial, al hesicasmo, la vía mística de la Iglesia Cristiana Ortodoxa.
En la columna de la izquierda se incluyen textos sobre el hesicasmo (fundamentos, práctica, historia, biografías, frases para meditar, etc.) En la columna de la derecha se presentan mis meditaciones y aportaciones, modestas aportaciones, a esta vía mística. Os agradeceré vuestros comentarios que, a buen seguro, nos harán bien a todos.
La Paz de Dios sea con todos nosotros.

¿Ya os habéis olvidado?

HAITI: más de 500 muertos por cólera. El Servicio Andaluz de Salud está preparando atención médica, aquí en España, para varias decenas de niños haitianos. Algunas ONG's están recogiendo fondos para cubrir los gastos de viaje y estancia de padres e hijos. Y ¿tú que haces?

lunes, 25 de enero de 2010

Carta quinta de San Antonio (B)

Ya en el segundo párrafo de esta carta, San Antonio nos regala una perla: “Lo primero que importa al hombre dotado de razón es conocerse a sí mismo; después conocer cuanto viene de Dios y todas las gracias que de Él recibe incesantemente. Que sepa también que cuanto es pecado y merece reproche queda fuera de su naturaleza espiritual.”

Sigue con una frase, en apariencia confusa, pero que enlaza con cartas anteriores en las que se insiste en no hacer la voluntad propia, sino la del Padre. La forma en que lo hace es curiosa: Nuestro Creador se dio cuenta (…), como si Dios fuera corrigiendo la Creación, rectificando errores. Dice así: “Nuestro Creador se dio cuenta de que cuanto estaba así fuera de nuestra naturaleza procedía del libre albedrío, y que también la muerte procede de él. Sus entrañas se conmovieron por nosotros.”

En coherencia con escritos precedentes plantearse la pregunta de cómo puede devolver a Dios todos los bienes recibidos: “(…) si el hombre dotado de razón quiere ser absuelto cuando venga el Señor, le es preciso examinarse y preguntarse qué podría devolver a Dios por todos los bienes que de Él ha recibido.”

Y sigue: “También yo, el más miserable de todos, que estoy escribiendo esta carta despierto de mi sueño de muerte, he pasado la mayor parte de los días que me fueron concedidos en la tierra preguntándome, con lágrimas y gemidos, qué podría devolver al Señor por todo lo que me ha dado. Verdaderamente no hemos carecido de nada en cuanto Él ha emprendido en favor de nuestra miseria. Nos ha dado ángeles como servidores; ha ordenado a sus propios profetas que nos instruyan con sus oráculos; ha mandado a sus apóstoles evangelizarnos. Más aún: ha pedido a su Hijo Único que tome la condición de esclavo por nuestra causa.” No da la respuesta, posiblemente porque, al igual que en los koan del budismo zen, la respuesta sea la propia pregunta. Porque ¿podemos pagarle a Dios? ¿Hay algo que Dios valore por encima del resto hasta considerarlo moneda de pago? Solo puedo y solo debo reforzar la pregunta, pero la respuesta solo la puede dar cada uno.

Al igual que en la quinta carta A, expone el proceso de la salvación, pero bajo un punto de vista más esotérico, si cabe. Dice así: “El Espíritu Consolador recibido en el bautismo nos conduce de nuevo a nuestro estado original. Nos hace entrar en nuestra heredad y aplicar de nuevo el oído a su enseñanza. Y refiriéndose a los bautizados dice: ”En el mismo momento en que, recibiendo su santa herencia, acogen la enseñanza del Espíritu Santo, les fallan sus recursos corporales: fallan la voz y la lengua y adoran al Padre como es debido, en espíritu y en verdad (Jn.4,23). Recoge así la propia experiencia espiritual de San Antonio. El Bautismo, proceso iniciático donde los haya, debería suponer la remisión de los pecados, pasando a una segunda fase iniciática que sería el Bautismo en el Espíritu Santo y Consolador, que nos prepara para escuchar y asimilar su enseñanza. Así la comunicación con Dios ya no es verbal.

Finalmente, introduce una corrección sobre lo que muchas veces hemos oído, aunque hay traducciones contrarias: “(…) no hay que esperar el juicio futuro cuando venga Jesús. Porque su primer Adviento ya ha traído el juicio para todos."

Así mismo nos habla de la intercesión de los santos, la cual afirma que existe en forma de oración petitoria para que recuperemos nuestra naturaleza espiritual: “Y sabed también que los justos y los santos, revestidos del Espíritu, oran sin cesar por nosotros para que sepamos someternos humildemente a Dios, a fin de recuperar nuestra gloria primera y tomar de nuevo el vestido que habíamos rechazado, el que corresponde a nuestra naturaleza espiritual.”

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